Aragón – Valle de Zuriza: despedida paseando hacia Taxeras

El sábado 6 de noviembre, último día de mi estancia por tierras aragonesas, me levanté algo apagado. Mi cuento por Los Pirineos estaba tocando su fin.

La idea era acercarme hasta el Valle de Zuriza, dar un paseo breve y estar de vuelta en el hotel sobre la hora de comer. Dicho esto, tenía en los planes dejar el coche en el camping de Zuriza e ir andando hasta un aparcamiento llamado Taxeras, lugar desde el que parten varias rutas.

Según iba por la carretera vi que la nieve también había hecho acto de presencia en todo el valle. Las montañas se cubrían de blanco, dejando un buen contraste con el sol que lucía en lo alto.

Llegada a Taxeras

El paseo hasta el aparcamiento dura aproximadamente media hora. Así nos lo indica una señal.

Ruta hasta el Llano Tacheras

Aunque el camino estaba libre de nieve, claramente, había estado cubierto, pues en los alrededores se veía el campo blanco.

Camino hasta Taxeras
Camino hasta Taxeras
Camino hasta Taxeras
Camino hasta Taxeras
Camino hasta Taxeras

El sol se elevaba en lo alto, cosa que aproveché para tirarle una foto a contraluz.

Sol elevándose en Taxeras

En esta zona quedaba muy poco otoño. La mayoría de los árboles tenían las ramas prácticamente peladas de hojas, descansando casi todas en el suelo.

Poco otoño en Taxeras
Poco otoño en Taxeras
Poco otoño en Taxeras

Como podéis apreciar en las fotos, la nieve pasó a ser la protagonista aún en otoño.

Nieve de camino a Taxeras
Nieve de camino a Taxeras
Nieve de camino a Taxeras

Me esperaba mucha más agua en el río después de las lluvias caídas durante la semana. No era mucha la que llevaba.

Poca agua en el río
Poca agua en el río
Poca agua en el río

Estando en la llanura subí un poco hacia el hayedo, pero no fue mucho al ver que no había color otoñal en él. Fue lo suficiente para tirar algunas fotos y que Mery y Pepe se despidieran del Pirineo Aragonés.

Mery y Pepe despidiéndose del Pirineo Aragonés

En el puente que cruza el río me senté a comerme el bocadillo y disfrutar de mis últimos instantes viendo esta maravilla de la naturaleza. Al día siguiente, tocaría poner rumbo hacia mis tierras extremeñas.

En el camino de vuelta hacia el coche hice las últimas fotos.

Camino hacia Taxeras
Volviendo al camping de Zuriza
Despidiéndome de Zuriza
Llegada al camping

La aventura por Los Pirineos fue un increíble cuento por paisajes otoñales e invernales jamás imaginados. Mi principal objetivo era captar los colores que esta estación nos brinda, desconectar del trabajo y cargar las pilas, que estaban al borde del agotamiento. A pesar de que me he quedado algunas cosas sin ver debido a causa de fuerza mayor (por ejemplo, la Senda de los Cazadores o la subida al Valle de Aguas Tuertas), todo lo visto ha superado mis expectativas.

Visitar el Pirineo Aragonés han sido las mejores vacaciones de mi vida. Nunca olvidaré el momento de llegar a Fanlo y tener ante mí el Bosque de la Pardina del Señor con su mejor traje de colores, ni la sensación de caminar bajo el profundo hayedo de Ordesa bajo la lluvia, escuchando únicamente el agua del río o los pájaros cantar, así como tampoco olvidaré el momento de llegar a la Selva de Oza y ver cómo se mezclaba el paisaje otoñal con el invernal.

Pero este cuento se terminó. Fueron días fantásticos y me volví a mi tierra con mucha pena. Cuando uno se siente como en casa, finalmente, le cuesta dejar atrás un lugar en el que ha estado muy a gusto y donde, tarde o temprano, volverá.

Sin más que contar de Los Pirineos, me despido de vosotros hasta otra ocasión. Por mi parte, ha sido un auténtico placer compartir con vosotros todas mis aventuras.

Agradecimientos

La primera persona a quien estoy totalmente agradecido es a mi excompañero Carlos M. Durante muchos meses tuvo que aguantar todos los planes que tenía en Los Pirineos, fotos que le mandaba de sitios que quería conocer, los varios cambios de hoteles y rutas que hice hasta dos semanas antes de mi partida o las fotos que le envié estando ya de vacaciones mientras él sufría en su día a día con locas paranoicas. En serio, debes ir un año al Parque Nacional de Ordesa y Monte Perdido y sumergirte entre sus bosques. Si es en otoño, mucho mejor. Y si vas, envíame fotos (aunque sea yo quien esté sufriendo en el curro) para recordar este increíble viaje por Aragón. Te lo aseguro, no te arrepentirás.

Agradecer también a todas esas personas que durante mi estancia compartieron conmigo las impresiones de cada lugar visitado. Gente venida desde Tarragona, Barcelona, Navarra, Zaragoza, Madrid o Gran Canaria. Fue un auténtico placer haber intercambiado opiniones de paisajes, una breve charla, dudas de rutas o conceptos de fotografía. Con gente así da gusto viajar. Ojalá en mi próxima aventura encuentre a gente igual, que deja a un lado la política o religión y se centra únicamente a disfrutar de este lugar llamado MUNDO.