Tras pasar unos días en la provincia de Pontevedra, tocaba hacer cambio hacia la provincia de A Coruña. Así, el miércoles día 6 de julio, llegábamos a Camariñas, en el corazón de la Costa da Morte y con un gran pasado marinero.
Estos días no fueron en plan turístico sino para investigar cómo es el pueblo, sus costumbres, sus edificios y sobre todo… cómo fue en los años 50. Todo ello debido a un proyecto que tengo en mente y que espero fructificar el año que viene.
No obstante, también hice algunas fotografías a todo lo que consideré más importante: el paseo marítimo, las ruinas del castillo, el faro Vilán o el cementerio de los ingleses; entre otros.
Como nota curiosa, el muelle antiguo fue construido antes de la Guerra Civil. Para ello se utilizaron las piedras del castillo, el cual pertenecía a una familia noble, ordenando el derrumbe del mismo y trasladar las piedras hacia la costa. Los cañones se clavaron en el muro construido y servían como amarre de los barcos. Lamentablemente, estos cañones ya no están visibles en el muelle tras la reforma sufrida hace unos años.
Por otra parte, el cementerio de los ingleses es un monumento en honor a los náufragos que perecieron en los acantilados durante el hundimiento del Serpent, en noviembre de 1890. Actualmente, la gente sigue llevando flores al monumento y a las pequeñas tumbas de cara al mar; lugar dónde fueron enterrados los tripulantes ingleses por los vecinos de Camariñas.
En Camariñas sí encontré la frescura que iba buscando cuando días antes salí de Mérida. Sin ir más lejos, el domingo, a la vuelta, el termómetro marcaba 18 grados a las 10:00 y subía drásticamente a 38 grados sobre las 20:00 cuando llegué a Mérida.
Sin nada más que aportar, os dejo con algunas fotos de este pueblo marinero lleno de historia y de muy buena gente. Siempre estaré agradecido a las personas que me ayudaron con mi proyecto en el Café Bar Arnela. Desde aquí os mando un saludo y espero que nuestros caminos se vuelvan a encontrar en el futuro.