Castilla y León – Valle de Iruelas: ruta por el Castañar de El Tiemblo

El último día que salí a hacer rutas durante mis vacaciones otoñales, el día 18 de noviembre, lo hice en tierras de Ávila, en concreto, en el Castañar de El Tiemblo.

El día antes llegué a esta población cercana a Madrid. Mi estancia era el Hotel Toros de Guisando. Me sorprendió gratamente el tamaño de la habitación. Era espaciosa y con un armario enorme donde poder meter las dos maletas con las que iba a cuestas en esos 15 días.

El Castañar de El Tiemblo era uno de esos lugares que tenía pendiente de visitar desde hace varios años. En mis planes iniciales no estaba en la guía de ruta, sin embargo, en verano amplié en un par de días la planificación de las vacaciones para poder visitarlo.

Sobre las 09:30 llegué al aparcamiento habilitado para los coches. Apenas había tres coches, incluyendo el mío, y uno de ellos era del guarda forestal que vigila el entorno. Aquello era una buena noticia porque iba a poder disfrutar de la grandeza del castañar sin apenas gente.

El mugir de las vacas retumbaba en el ambiente haciendo eco. Me pareció una situación súper bella.

Vaca en el Castañar de El Tiemblo
Vaca llamando a su cría en el Castañar de El Tiemblo

Se pueden realizar varias rutas por el castañar. Yo tomé la Ruta Bosques Mágicos, aunque la idea no era realizarla al completo.

Rutas por El Castañar de El Tiemblo

Los castaños de varas altas son los protagonistas del primer tramo de la ruta.

Castaños de varas altas
Andando entre castaños
Puente en el castañar

No tardando mucho se llega hasta el Refugio Majalavilla. A escasos metros podemos ver también el castaño más viejo del lugar: Castaño El Abuelo.

Refugio Majalavilla
Castaño El Abuelo
Castaño El Abuelo
Mery y Pepe en el Castaño El Abuelo

Próximamente, se ve otro castaño de considerable tamaño. Me acerqué también a verlo.

Castaño en las cercanías de El Abuelo

También bajé un momento al riachuelo para hacer alguna fotillo. Aunque me salí de la senda principal, no dañé nada del entorno.

Riachuelo en el Castañar de El Tiemblo

De nuevo en el camino, tenemos dos opciones: una es seguir por la ruta marcada en amarillo y blanco. La otra, volver por donde hemos venido. Como apenas llevaba cuarenta minutos en movimiento decidí seguir la senda en adelante y así investigar a fondo el castañar.

Siguiendo la senda

Lo siguiente que me encontré fue el puente de madera más famoso de todo el castañar. En la mayoría de fotos que se encuentran por la red del castañar aparece este puente.

Puente en el castañar

En el mismo, hay un desvío hacia el Área Recreativa Las Barrancas. Como tan solo lo encontramos a diez minutos decidí ir en su busca.

Hacia Las Barrancas
Área Recreativa Las Barrancas

Una vez aquí, volví sobre mis pasos para continuar por la ruta circular por el castañar.

De vuelta al castañar

La parte que más disfruté del castañar fue la que vino de aquí en adelante. Por el camino fui encontrándome castaños enormes que parecía que te iban a hablar de un momento a otro.

Continuando la senda por el castañar
Continuando la senda por el castañar
Riachuelo en el castañar
Castaño viejo
El sol asomándose entre castaños

Aunque la mañana había estado cerrada de nubes, hubo un momento en el que el sol se metió entre las ramas de los castaños. Aproveché esos escasos segundos para captarlo.

El sol entre los castaños

Cuando la ruta llega a una especie de pradera se ve gran parte de la belleza del castañar. Aquí ayudó también los tímidos rayos de sol que seguían apareciendo de vez en cuando.

Castaños en El Tiemblo
Castaños en El Tiemblo
Castaños en El Tiemblo

Los seres más grandes y viejos del lugar volvieron a aparecer en mi camino.

Castaño en El Tiemblo
Castaños en El Tiemblo
Castaños en El Tiemblo
Castaños en El Tiemblo
Castaño en El Tiemblo

Finalizando la ruta volví a emocionarme con la maravillosa luz que entraba en el castañar.

Finalizando la ruta
Finalizando la ruta

Dos horas y media después de mi partida en el aparcamiento volvía a estar allí de nuevo.

Finalizando la ruta
Finalizando la ruta

La llegada fue sobre las 12 y aquello estaba empezando a parecerse a una romería. Los aparcamientos estaban llenos de coches (conté como mínimo 20 coches aparcados) y seguían llegando más y más. Mi recomendación es que si queréis disfrutar en condiciones este entorno vayáis muy temprano. Aunque si todo el mundo hiciera lo mismo se saturaría igualmente.

Sin más que contar de mis vacaciones otoñales 2022, me despido de vosotros hasta la siguiente ocasión en la que salga a fotografiar el mundo. Por mi parte, ha sido un auténtico placer haber compartido con vosotros todas mis vivencias por el norte de España.

Análisis del otoño 2022

Debo admitir que, a principios de octubre, empecé a ver fotos por las redes sociales de la llegada del otoño en el Parque Nacional de Ordesa y Monte Perdido. Me hizo recordar mis vivencias del año pasado en este entorno y me dije más de una vez que tenía que haber vuelto allí para seguir maravillándome con el otoño en el Pirineo Aragonés. Por momentos, me arrepentí de no haber elegido de nuevo este destino, pero ya no había vuelta atrás y tenía que seguir con el plan trazado por Asturias.

Una vez llegado noviembre, el día de encaminarse hacia tierras asturianas, lo hice ilusionado por encontrar un otoño bonito. Los primeros días encontré el monte algo verde y con el otoño asomándose tímidamente en el Parque Natural de Redes. Mi cabeza me seguía diciendo que la mejor opción hubiera sido Ordesa, aunque, yo me resistía a no encontrar algún lugar en Asturias que me emocionara por su belleza otoñal.

Los días pasaron y con ellos vinieron esos lugares. Cada salida a fotografiar los montes asturianos y leoneses hacía que me volviera al hotel emocionado y con la plena satisfacción de conseguir mi objetivo de traerme un buen recuerdo del otoño. Finalmente, la opción de Asturias/Castilla y León no resultó tan mala y no me arrepiento en absoluto de su elección. El otoño 2022 ha pasado a ser el segundo de otoños más fascinantes que he visitado. El primero, sin duda, sigue siendo el otoño 2021. Y es que para mí las vivencias en el Pirineo Aragonés el año pasado son únicas e irrepetibles hasta este momento. Considero que está un par de niveles por encima de este otoño en Asturias/Castilla y León, y tres o cuatro niveles por encima de otros otoños que he conocido en la Península Ibérica.

Por último, si todo sale bien, me quedan diez meses y medio para disfrutar del otoño 2023. ¡Qué largo se me va a hacer hasta entonces!

Castilla y León – El Bierzo: ruta por el castañar de Manzanedo de Valdueza

El miércoles 16 de noviembre me levanté dispuesto a acometer la penúltima de las rutas programadas para mis vacaciones otoñales del 2022. Despertaba en el Hotel El Castillo, a escasos metros del casco histórico de Ponferrada, capital de El Bierzo. Pero, antes de nada, quiero mostraros algunas fotografías que tuve la oportunidad de captar el día de antes durante mi viaje de Cangas del Narcea a Ponferrada. El monte leonés, en concreto por la comarca de Laciana, lucía un color otoñal espectacular. Como no tenía prisa en llegar a mi destino hice varias paradas para hacer fotos. Los paisajes que veía me convencieron definitivamente para apuntar en la lista el otoño leonés como futuro viaje.

Otoño en la comarca de Laciana
Otoño en la comarca de Laciana
Otoño en la comarca de Laciana

Ahora sí, la subida hacia la pequeña población de Manzanedo de Valdueza fue toda una odisea. El GPS me enviaba una y otra vez por una carretera que en esos momentos tenían cortada por obras, por tanto, estuve dando vueltas cerca de 20 minutos intentando coger la carretera correcta. Gracias a las indicaciones de un matrimonio pude encontrar el desvío y llegar a Manzanedo de Valdueza.

Aparqué el coche al inicio del pueblo, junto a una pista de baloncesto. Desde aquí, antes de internarme en el castañar, subí por un pequeño monte para hacer alguna foto desde lo alto.

Manzanedo de Valdueza desde lo alto del castañar

Luego, con mucho cuidado volví a bajar. El suelo estaba muy resbaladizo debido a la lluvia que había caído por la noche. Una vez abajo de nuevo, crucé el pueblo andando y me adentré en el castañar.

Indicaciones hacia el castañar

Nada más iniciar la ruta vi que iba a ser todo un espectáculo. Aunque los castaños no tuvieran el color rojo que a mí me gusta, lo cierto era que sus amarillos enamoraban a cualquier persona que le encante esta estación.

Adentrándome en el castañar
Castañar de Manzanedo de Valdueza
Castañar de Manzanedo de Valdueza
Castañar de Manzanedo de Valdueza

Mery y Pepe nos indican el camino que tenemos que tomar. La verdad, no tiene pérdida alguna y tan solo hay que andar por él sin salirse.

Mery y Pepe indicándonos el camino

Como se puede observar en las fotos, algunos ejemplares de castaño son centenarios. Durante toda la ruta se pueden observar árboles de 400 o más años.

Castañar de Manzanedo de Valdueza
Castañar de Manzanedo de Valdueza
Castañar de Manzanedo de Valdueza
Castañar de Manzanedo de Valdueza
Castañar de Manzanedo de Valdueza

Es tan gratificante el paseo que sigues y sigues sin tener conciencia del tiempo que ha pasado o los kilómetros que llevas en movimiento. Soy consciente de que me he alejado bastante del pueblo al llegar a un claro y verlo a lo lejos.

Manzanedo de Valdueza desde lo lejos
Manzanedo de Valdueza desde lo lejos

Apenas anduve unos metros más. Al ver que el paisaje empezaba a cambiar y ver castaños más jóvenes decidí darme la vuelta para volver a juntarme con los seres más viejos del castañar.

Castañar de Manzanedo de Valdueza
Otoño en el Castañar de Manzanedo de Valdueza
Castañar de Manzanedo de Valdueza
Castañar de Manzanedo de Valdueza

Al llegar casi al punto de inicio del pueblo se puede ir hasta una ermita en ruinas: la ermita de Santa María de Escayos. Apenas se encuentra a 800 metros del pueblo, aunque, a mí se me hizo más largo. El camino de bajada hacia la ermita está justo donde se halla el cementerio.

Desvío hacia la ermita
Indicaciones hacia la ermita
Indicaciones hacia la ermita
Ermita de Santa María de Escayos

Una vez vista la ermita, decidí darme la vuelta y volver hacia el pueblo. La pequeña cuesta de subida me hizo quedarme sediento. Y es que se me olvidó coger la botella de agua al inicio de la ruta. Sin dudarlo, bebí de una fuente. Su agua fría me revitalizó.

Fuente en el pueblo

Justo al llegar al coche y dispuesto a volver a Ponferrada comenzó a llover bastante. Aproveché para hacer algunas paradas y tirar unas últimas fotos desde lo alto.

Manzanedo de Valdueza
Manzanedo de Valdueza
Manzanedo de Valdueza
Carretera de bajada a Manzanedo de Valdueza

Como en casi todas las rutas realizadas me encontré con algún animalito. En este caso, un bonito mastín estaba tumbado en la mitad del camino. Pobre, le interrumpí en su descanso y se levantó al ver el coche.

Bonito mastín encontrado

A la hora de comer estaba descansando en el hotel. Mi idea era haberme acercado al casco histórico de Ponferrada para al menos visitar su castillo, sin embargo, esa tarde no paró de llover y no me apetecía mojarme. Como ya he dicho al principio de la entrada, tengo apuntado el otoño en tierras de León como visita en el futuro. Y aprovecharé para conocer Ponferrada con calma.

Sin más que contar, esta es otra de esas rutas recomendable para realizar en familia. No supone ningún esfuerzo, tratándose de un pequeño paseo por el campo.

P.D. Conocí esta ruta gracias, una vez más, a la página Rutinas Varias. Si queréis ver fotos bonitas, no dudéis en visitar su galería:

Asturias/Castilla y León: ruta en coche por Redes y por el Parque Regional Montaña de Riaño y Mampodre

El martes, día 8 de noviembre, amaneció cerrado de nubes y con amenaza de lluvia. No era algo que me importara mucho, pues para ese día tenía pensado seguir dando vueltas con el coche para hacer fotos.

Mientras desayunaba, se me ocurrió la idea de ir hasta Bezanes e informarme por el servicio en taxi que te sube hasta Vegabaño. Desde allí se pueden acometer varias rutas, aunque mi idea era tan solo dar una pequeña vuelta y tirar algunas fotos bonitas. Lamentablemente, para ese día no había reservas de nadie, por tanto, si quería subir me costaría el viaje 35 euros. En caso de que se llenara el coche en un solo viaje, el precio a pagar de cada uno serían 7 euros. Tomé la decisión de desechar la idea, pues no me merecía la pena pagar 35 euros para tan solo hacer algunas fotos. En esos momentos llovía y no había previsión de que parara.

Vistas desde el aparcamiento de Bezanes
Vistas desde el aparcamiento de Bezanes

Comencé a subir por la carretera en dirección a Tarna. Como dos días antes había pasado por ahí mismo y me gustó el paisaje mi idea era seguir fotografiando la zona.

Hice una parada al lado del río Nalón. Fue el momento de echar mano del trípode.

Río Nalón
Río Nalón

Al igual que dos días antes, paré también en los miradores habilitados para observar el paisaje. Lo mismo eran cosas mías, pero juraría que el monte tenía un color más bonito con los hayedos un poco más amarillos y rojos.

Hayedos en Redes
Hayedos en Redes
Hayedos en Redes

Por supuesto, paré también a la altura de Tarna y en el puerto de la misma población.

Hayedos en Redes
Hayedos en Redes
Tarna y su hayedo
Vistas llegando al Puerto de Tarna

Una vez en el Puerto de Tarna no sabía qué hacer. Aún era muy temprano y tenía por delante tres horas para seguir haciendo fotos antes de que llegara la hora de comer. Sin pensarlo mucho, tomé una carretera que lleva hasta el Puerto de las Señales diciéndome a mí mismo «voy a ver qué hay por aquí». Pronto, me sorprendió el paisaje que veía. La lluvia seguía sin dar tregua, pero no fue motivo suficiente para no parar cada vez que veía la oportunidad de captar un paisaje bonito.

Vistas hacia tierras de Riaño
Vistas hacia tierras de Riaño

Llegado hasta el Puerto de las Señales una carretera en bajada constante lleva hasta la pequeña población de Cefiñal, ya en Castilla y León. El paisaje que tenía ante mí me emocionó y no podía dejar de parar el coche para fotografiarlo. Sinceramente, no me convencen mucho las fotos que conseguí, pues hacía mucho viento (provocando el movimiento de las hojas) y un frío del carajo.

Bajada hacia Cefiñal
Bajada hacia Cefiñal
Bajada hacia Cefiñal
Bajada hacia Cefiñal
Bajada hacia Cefiñal
Bajada hacia Cefiñal

En Cefiñal me tomé un café con leche bien calentito en el Camping Bar Urogallo, donde tuve una agradable conversación con los dos únicos hombres que estaban allí. Al terminar, me volví hacia tierras asturianas con el pleno convencimiento de que algún día volveré a la Montaña de Riaño para conocer su otoño. Lo poco que conocí, esa variedad de colores que me encontré en la carretera de bajada, me recordó mucho a lo vivido el año pasado en el Bosque de la Pardina del Señor (Huesca). Por supuesto, salvando las distancias, pues el bosque de Huesca es muchísimo más enorme.

El día 8 fue el único que comí a mediodía en el Restaurante La Tropical, ya en Campo de Caso. Las alitas que me pusieron estaban divinas, así como una tabla de embutidos que pedí para cenar (ojo, que en la foto aparece media tabla de embutidos pequeña porque el camarero sabía que no iba a poder con la tabla entera. Y eso que pedí la tabla pequeña).

Alitas fritas en el Restaurante La Tropical
Tabla «pequeña» de embutidos en el Restaurante La Tropical

Sin más, este fue mi último día de aventura por el Parque Natural de Redes. Al día siguiente tocaría cambiar de ubicación y dirigirme hacia otro parque natural asturiano: Somiedo. En otras entradas os contaré las dos rutas que acometí.

Asturias/Castilla y León: ruta en coche por Redes y por los Picos de Europa

El domingo, 6 de noviembre, me levanté con unas agujetas bastante notables en las piernas. No tenía cansancio en el cuerpo, sin embargo, apenas podía subir y bajar las escaleras del hotel. Parecía un anciano de 80 años moviéndome despacito.

No fue impedimento para hacer una ruta en coche por el Parque Natural de Redes y por los Picos de Europa, en concreto, por el Valle de Sajambre. El coche se ponía en movimiento desde Campo de Caso en dirección al Puerto de Tarna. Allí, debía coger la carretera hacia Riaño, ya en tierras leonesas.

Desde primera hora empecé a maravillarme con las enormes montañas llenas de hayedos en el Parque Natural de Redes. Cada dos por tres paraba el coche en algún apartadero para llevarme un buen recuerdo. Aunque el otoño aún no tenía el color que a mí me gusta, ya se empezaban a ver muchos tonos amarillos y algún que otro marrón.

Otoño en el Parque Natural de Redes
Otoño en el Parque Natural de Redes
Otoño en el Parque Natural de Redes
Mery y Pepe en el otoño del Parque Natural de Redes

Fue llegando a la pequeña población de Tarna cuando me maravilló más aún el paisaje que veía. Paré un momento para fotografiar el monte lleno de color y en un instante, visto y no visto, apareció el sol débilmente para iluminar los colores. Ese momento fue de los pocos que agradecí que apareciera, pues con los rayos débiles sí quedan las fotos muy bonitas.

Otoño en el Parque Natural de Redes

Retomada la marcha, llegué hasta las inmediaciones del Puerto de Tarna, lugar donde paré también para obtener panorámicas desde lo alto de prácticamente todo el Parque Natural. Aquí sí encontré el color en el monte que venía buscando.

Otoño en el Parque Natural de Redes
Otoño en el Parque Natural de Redes
Otoño en el Parque Natural de Redes
Mery y Pepe en el Otoño del Parque Natural de Redes

Como había perdido mucho tiempo en fotografiar todo este entorno no hice más paradas hasta llegar al Valle de Sajambre, principal objetivo del día. Decir que Sajambre pertenece al Parque Nacional de los Picos de Europa y que no está tan aglomerado como la parte del parque que pertenece a Asturias (Covadonga o el Cares) o a Cantabria (Fuente Dé).

En la carretera principal que lleva hasta Oseja de Sajambre hay miradores donde poder dejar el coche. Paré en el primero de ellos y me deleité con las vistas obtenidas.

Los Picos de Europa desde el Valle de Sajambre
Los Picos de Europa desde el Valle de Sajambre
Mery y Pepe en los Picos de Europa

En este mirador vimos que un muflón bajó a la carretera y comenzó a andar por ella. Me dio muchísima rabia no haber podido cambiar el objetivo de la cámara a tiempo para poder captarlo. El animalito bajó por un enorme barranco y desapareció entre la maleza, por lo que continué con el viaje por la carretera. Crucé de largo Oseja de Sajambre y llegué hasta el aparcamiento de Soto de Sajambre. Desde aquí tiré un par de fotos antes de volver a dar marcha atrás por donde había ido.

Vistas desde el aparcamiento de Soto de Sajambre
Vistas desde el aparcamiento de Soto de Sajambre

A la vuelta hacia Oseja de Sajambre hice algunas paradas que no hice a la ida para seguir fotografiando este increíble valle.

Picos de Europa desde el Valle de Sajambre
Picos de Europa desde el Valle de Sajambre
Picos de Europa desde el Valle de Sajambre

Como aún era muy temprano para comer decidí subir al Mirador de la Pica Ten. La ruta parte aproximadamente desde el kilómetro 116 de la carretera principal del Valle de Sajambre. No estaba muy convencido del todo en hacer esta subida, pues aunque tan solo son 1,5 km, el desnivel que hay es bastante apreciable. Las agujetas que tenía en las piernas del día anterior me decían que me iba a costar la subida, aún así, me animé a hacerlo.

Según ganaba altura, las vistas eran, sencillamente, espectaculares. El sufrimiento que llevaba encima por los dolores en las piernas se compensaba con cada parada a observar el paisaje.

Subiendo al Mirador de la Pica Ten
Subiendo al Mirador de la Pica Ten
Subiendo al Mirador de la Pica Ten
Subiendo al Mirador de la Pica Ten

Llegó un momento donde decidí parar, sentarme a pensar y tomar la decisión de si quería seguir subiendo más hasta llegar a la plataforma del mirador. No me veía con fuerzas, ni mentales ni físicas, para seguir acumulando dolor en mis piernas. Por tanto, me deleité con las vistas obtenidas desde mi punto de meditación, hice una última foto y comencé a desandar todo lo andado.

Subiendo al Mirador de la Pica Ten

Con cierto temor, bajé por donde había subido. A la ida no se veía tan peligroso, sin embargo, a la vuelta se ve todo de manera muy distinta. Un paso mal dado, un pequeño resbalón y el resultado puede ser fatal. No obstante, yendo con cuidado y agarrándose a las cadenas que hay habilitadas en los puntos más expuestos no debe haber problema.

Una vez de vuelta en el coche volví a coger rumbo hacia Oseja de Sajambre, pueblo donde comí en el Restaurante Les Bedules. No tiene pérdida a la hora de encontrarlo porque se halla en la carretera principal que cruza el pueblo, unos metros antes de llegar al Centro de Recepción de Visitantes del Parque Nacional de los Picos de Europa. Repuse fuerzas con una rica sopa de fideos y un poco de solomillo con salsa de queso de cabrales. Divino y volveré a comer aquí si algún día vuelvo por la zona (cosa que no tengo duda).

A la vuelta a Campo de Caso, hice un par de fotos con los últimos rayos del sol.

Atardecer en el Parque Natural de Redes
Atardecer en el Parque Natural de Redes

Hasta aquí el segundo día de aventura por el Parque Natural de Redes (Asturias) y por los Picos de Europa (Castilla y León). El objetivo era tener un primer contacto con el Parque Nacional de los Picos de Europa por la parte de Castilla. En un futuro, cuando vuelva por esta zona, haré más hincapié en el Valle de Sajambre y, por supuesto, visitaré el Valle de Valdeón, el otro valle que conforma el parque en tierras leonesas.

Sin más que contar de esta aventura, me despido hasta la siguiente entrada: una ruta muy chula, sencilla y sin apenas esfuerzo por un entorno otoñal precioso.

Castilla y León – Visitamos Salamanca, ciudad de cultura

Desde hacía dos años que visité Ávila tenía muchas ganas de visitar también Salamanca y desde entonces lo tenía en la agenda.

Un año después la ciudad castellano-leonesa que mis pies pisaban era Zamora y en la agenda seguía estando ir a Salamanca.

Este fin de semana ha sido el elegido para ello y el sábado uno se despertaba a las 06:15 para coger la autovía Mérida-Salamanca. Casi tres horas de viaje nos esperaban por delante y había que llegar cuanto antes para comenzar a ver sitios.

Eran las 10:30 aproximadamente cuando nuestros pies echaban a andar por la ciudad y lo primero que nos llamó la atención fue un cartel dónde estaba escrito la palabra JIGANTES y la palabra GISANTES. Y esto en una ciudad con tanta cultura daña la retina gravemente.

Faltas de ortografía

Faltas de ortografía

Dejada la anécdota atrás nos encaminamos hasta la Casa de las Conchas que es famosa en la ciudad.

IMG_4228

Casa de las Conchas

 

Y luego nos dirigimos hasta la Catedral de Santa María o Catedral Vieja. El Sol está en una posición poco propicia para la fotografía y no es gran cosa lo que se consigue.

IMG_4234

Hacia la Catedral Vieja

 

IMG_4238

Fachada de la Catedral Vieja

 

La Puerta de la Universidad es uno de los símbolos de la ciudad y hay gran cantidad de gente en sus alrededores observándola.

IMG_4258

Puerta de la Universidad de Salamanca

 

IMG_4259

Puerta de la Universidad de Salamanca

 

IMG_4265

Detalles de la puerta

 

Y Fran Luis de León por los alrededores…

IMG_4268

Fray Luis de León

 

Y también en las cercanías de la universidad encontramos el Patio de las Escuelas Mayores dónde hay un «pozo profundo» jeje. Aquí es dónde Mery y Pepe se atreven a salir del agujero por primera vez a lo largo del día.

IMG_4275

Patio de las Escuelas Mayores

IMG_4279

Mery y Pepe en el Patio de las Escuelas Mayores

 

La siguiente visita es al Convento de San Esteban.

IMG_4287

Convento de San Esteban

 

IMG_4295

Mery y Pepe en el Convento de San Esteban

 

Y luego un paseíto por el Huerto de Calixto y Melibea desde dónde se pueden observar unas vistas muy bonitas.

IMG_4317

Desde el Huerto de Calixto y Melibea

IMG_4319

Desde el Huerto de Calixto y Melibea

 

Tras haber comido MUY BIEN en el Bar El Yunque damos un último paseo al atardecer por las inmediaciones del Río Tormes. Aquí, sin duda, salen las mejores fotos ya que la luz es idónea para la fotografía. Y si le unes la bonita estampa de la catedral sobre el río… ¿qué más quieres?

IMG_4330

Catedral sobre el Río Tormes

 

IMG_4331

Catedral sobre el Río Tormes

 

IMG_4334

Puente de hierro sobre el Río Tormes

 

IMG_4345

Catedral y puente de piedra

 

IMG_4354

Catedral y puente de piedra

 

IMG_4357

Mery y Pepe en el puente de piedra de Salamanca

IMG_4370

Puente de hierro desde el puente de piedra

 

Y como no, no podía faltar una estatua conmemorativa al Lazarillo de Tormes; situada sobre el río.

IMG_4374

Estatua del Lazarillo de Tormes

 

Una última vuelta por los alrededores de la catedral y Mery y Pepe se despiden de Salamanca.

IMG_4397

Mery y Pepe despidiéndose de Salamanca

 

Tras esto fuimos hasta la Plaza Mayor pero había poca luz y por lo tanto el contraste de luces y sombras era pésimo. Hice algunas fotografías pero como el resultado no me agradó no las subo.

Ya he visitado Zamora, Ávila y Salamanca. Mi proximo objetivo es Segovia; en la agenda también desde hace tiempo.

Por supuesto tengo que volver a Salamanca para verla más despacio, con más calma y a ser posible traernos mejores fotografías. Ayer había algo más importante que todo esto y es la compañía que tuve en todo momento. Y eso no hay fotografía que pueda mejorarlo 😉 😉 😉

Hasta otra aventura, turistas…