País Vasco – Sendero del río Baias y San Juan de Gaztelugatxe

El pasado martes, día 14 de noviembre, me levanté satisfecho por haber logrado mi objetivo propuesto antes de vacaciones: encontrar el colorido otoñal en algún hayedo.

Desayuné tranquilamente y después me encaminé al objetivo del día, siendo consciente de que iba a pasar media mañana solamente. La idea era ir hasta el Centro de Interpretación del Parque Natural de Gorbeia, en Sarria, y allí hacer una pequeña ruta de 3 kilómetros, junto al río Baias, y así fotografiar algunas pequeñas cascadas.

Cuál fue mi sorpresa al llegar, que nada más aparcar el coche vi un hayedo en las inmediaciones. Ni corto ni perezoso me encaminé hacia él e hice algunas fotografías del mismo, a pesar de tener ya varias del día anterior.

Casi una hora después, comencé a andar por el sendero que discurre junto al río, hice algunas fotografías, y cuando el sendero comenzó a alejarse del río, me di la vuelta (los más valientes pueden subir al monte Gorbeia).

En conclusión, cuando estaba de vuelta eran las 12:00 del mediodía y aún tenía mucho día por delante para seguir visitando cosas. Así que pensé que la mejor opción era ir a San Juan de Gaztelugatxe, para despedirme como se merece de mis vacaciones otoñales en Euskadi.

No llegué a ir a la ermita, pues ya estuve hace años, y tan solo quería fotografiar el peñón desde el mirador. Es tanto lo que impacta, que estuve allí una hora observándolo. Y, por supuesto, haciendo fotografías medio en condiciones (las que hice en el año 2010 son para tirarlas a la basura).

Sobre las 14:00 mis pies volvieron hacia el aparcamiento de Gaztelugatxe y ahí terminaron las vacaciones; al día siguiente ya tocaba volver a Extremadura.

Añadiendo a lo dicho al principio de la entrada, me volví más satisfecho aún por todo lo visto y fotografiado: encontré el otoño que iba buscando, en principio en un solo hayedo y lo hice en tres, y volví a deleitarme la vista con las visitas a la playa de Itzurun, en Zumaia, a San Sebastián-Donostia y a San Juan de Gaztelugatxe, en Bermeo.

Sin más que decir, pongo fin a mis relatos de las vacaciones vascas. Os dejo con las últimas fotografías y… ¡HASTA OTRA AVENTURA, TURISTAS!

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Río Baias

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Hayedo en el río Baias

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Hayedo en el río Baias

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Hayedo en el río Baias

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Hayedo en el río Baias

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Hayedo en el río Baias

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Hayedo en el río Baias

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Hayedo en el río Baias

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Hayedo en el río Baias

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Hayedo en el río Baias

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Río Baias

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Puente en el río Baias

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Puente en el río Baias

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Río Baias

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San Juan de Gaztelugatxe

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San Juan de Gaztelugatxe

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San Juan de Gaztelugatxe

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San Juan de Gaztelugatxe

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Mery y Pepe en San Juan de Gaztelugatxe

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San Juan de Gaztelugatxe

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San Juan de Gaztelugatxe

País Vasco – Cascada de Gujuli, en Urcabustaiz. Y playa de Itzurun, en Zumaia

Antes de comenzar a narrar nada, he de decir que el País Vasco está en mi corazón, principalmente, porque supuso un cambio en mi vida. Fue el mismo día que cumplí 24 años cuando pisé por primera vez suelo vasco. Ahora, a días de cumplirse ocho años del comienzo de aquella aventura, he vuelto a la tierra que me enamoró.

Como ya he dicho, los cinco meses en los que trabajé en Bilbao supusieron un cambio en mi vida. Los fines de semana aproveché para recorrerme toda la costa vasca con el coche, desde Sopelana hasta Irún, haciendo paradas en cada uno de los pueblos costeros. De vuelta a Cáceres, a mi tierra, comencé a visitar lugares que los había tenido al alcance de mi mano durante años y que apenas los había prestado atención. En definitiva, en abril de 2010, cuando finalizó la aventura vasca, me conocía mejor Euskadi que Extremadura.

Mis pies volvían a pisar esta gran tierra el pasado sábado, día 11 de noviembre, y lo hacía en las inmediaciones del Parque Natural de Gorbea, cerca de Vitoria-Gasteiz. Nada más entrar en el Hotel AS Hoteles Altube,  la emoción fue mayúscula al escuchar, en persona, acento vasco (por teléfono, en el trabajo, lo he escuchado más de una vez, al trabajar para una empresa vasca). El trato de bienvenida no pudo ser mejor, recomendándome varios sitios a visitar por la zona, a pesar de que ya tenía un plan para los días que iba a pasar allí.

Tras colocar las cosas en la habitación, tocaba realizar la primera visita: la cascada de Gujuli, a escasos kilómetros del hotel, y en el municipio de Urcabustaiz.

 

Cascada de Gujuli

Con un salto de 100 metros, esta cascada desciende sobre el hayedo de Altube. Las aguas caídas en el norte, y tan necesarias en el sur, han hecho que esta cascada llevara bastante agua. Hay un mirador desde el cual la podemos observar. Para llegar a él, tan solo hay que coger la carretera A-2521, en dirección a Orduña. Mucho antes de llegar a este pueblo, hay un cartel que te señala la entrada al mirador.

Nada más bajar del coche me doy cuenta de que es muy posible que logre mi objetivo de las vacaciones: fotografiar las hayas con pleno color otoñal.

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Hojas de haya

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Hayedo de Altube

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Hayedo de Altube

Pero dejemos el otoño para más adelante y centrémonos en la cascada. Nada más llegar al mirador, y ver la increíble caída de agua, abres los ojos de par en par. Sinceramente, por muchas fotos que ya había visto en la red, no me esperaba que fuera tan espectacular.

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Cascada de Gujuli

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Cascada de Gujuli

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Cascada de Gujuli

Es tan bonita, y emite tal estruendo, que Mery y Pepe no paran de dar saltos en la mochila para presenciar tal espectáculo.

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Mery y Pepe en la cascada de Gujuli

El sol empieza a ponerse rápidamente y pronto nos quedaremos sin luz. Por lo que hay que darse la vuelta y volver a andar los escasos metros hasta llegar al coche. Pero la tarde me tenía preparada una agradable sorpresa al llegar al aparcamiento: un precioso mastín, de color blanco, me esperaba tumbado. No hace falta decir nada sobre de quién me acordé nada más verlo. Mi pensamiento fue: si ella estuviera aquí, correría a acariciarlo. Tú sabes bien quién eres (¡me encantas!), y las fotos te las dedico 😉 😉 😉

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Vuelta al hotel

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Mastín esperándome

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Mastín esperándome

Esta fue la tarde del sábado, con apenas una hora de aventura, pues las emociones fuertes vendrían al día siguiente en la ciudad que me enamoró hace muchos años. Pero antes haría una parada en la playa de Itzurun, en la localidad guipuzcoana de Zumaia.

 

Playa de Itzurun, Zumaia

Que no. Que no he ido a visitar esta playa porque aquí se grabara parte de la séptima temporada de Juego de Tronos. Mucho antes de que los actores de la serie pisaran esta playa, incluso mucho antes de que existiera tal fenómeno televisivo, mis pies pasearon por la arena de esta playa. Cuando terminé mi aventura del año 2010, lo hice diciendo que la playa de Itzurun era la más bonita que había visto de todo Euskadi. Y esa es la razón por la que quería volver a verla, para hacer más fotografías, y medio en condiciones, de la misma.

El domingo, día 12 de noviembre, me dirigía hacia San Sebastián – Donostia. Me levanté a la misma hora que un día de trabajo, las 07:00 a.m., y bastante descansado del viaje del día anterior. Como iba muy bien de tiempo, al ver el cartel de salida en la autopista hacia Zumaia, no me lo pensé dos veces y entré.

La verdad, me esperaba más gente paseando por la playa, y más desde que se hizo famosa debido a la serie, pero se ve que el haber ido a las 09:30 a.m. tuvo su recompensa: tan solo una pareja estaba allí, bastante retirada de la zona bonita, y no me molestaron en ningún momento a la hora de tirar mis fotografías.

El día amaneció bastante nublado, con amenzas de lluvias fuertes, pero, por el momento, el día nos daba una tregua y pude disfrutar de la visita. Siempre he dicho que para la fotografía prefiero días nublados, sin sombras causadas por el intenso sol, y el domingo eché de menos un poquito de luz para que las fotografías salieran mejor. Aún así, hay algunas que salieron medio decentes.

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Acantilados de la playa de Itzurun

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Acantilados de la playa de Itzurun

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Acantilados de la playa de Itzurun

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Acantilados de la playa de Itzurun

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Acantilados de la playa de Itzurun

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Acantilados de la playa de Itzurun

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Acantilados de la playa de Itzurun

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Acantilados de la playa de Itzurun

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Acantilados de la playa de Itzurun

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Acantilados de la playa de Itzurun

 

Paseando por la arena, no pude evitar dejar un mensaje.

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Dracarys

Unas últimas fotos antes de partir, donde el Cantábrico está a punto de mojarme los pies.

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Acantilados de la playa de Itzurun

Y subimos por las mismas escaleras que subieron Daenerys, Tyrion, Varys, Missandei y Gusano Gris hacia la fortaleza de Rocadragón.

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Escaleras de la playa de Itzurun

Una última despedida de esta preciosa playa y… ¡HASTA PRONTO!

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Mery y Pepe en la playa de Itzurun

 

-Oye, Mery, ¿esos pájaros de lo lejos son gaviotas, como las que vimos hace un año y medio en las Islas Cíes?

-¡NO! ¡SON LOS DRAGONES DE DAENERYS! ¡¡¡CORRE!!!

Fin A La Aventura Vasca

Todo tiene un principio y todo tiene un fin…

La aventura por tierras vascas empezó el día 22 de noviembre de 2009, justo el día que cumplí 24 años. Y acaba hoy 18 de abril de 2010.

Han sido 5 meses que se han pasado más o menos rápidos.

La primera semana recuerdo que estaba asustado porque no dejaba de oír hablar a los compañeros de trabajo en chino mandarín utilizando palabras como JADE, pojos o FATWIRE. Palabras que las oía por primera vez en mi vida. Por lo que yo también recurrí a mi autolenguaje y empecé a inculcarles palabras como LETRAO, ENTALLAO o CHUSCA.

El primer mes lo pasé junto a un compañero y amigo pero se tuvo que volver después de Navidad por fuerzas mayores.

En ese momento recuerdo que se me cayó el mundo encima al verme solo en Bilbao y sin conocer a nadie. Sin conocer la ciudad. Sin tener allí amigos ni familiares.

Tenía que ser así y no había que darle más vueltas. Los viajes de 5,5 horas hasta Cáceres se hacían eternos. Sin hablar con nadie y con la carretera helada y esas nevadas que cayeron durante enero y febrero. Tú solo con tus Héroes del Silencio, Extremoduro o La Fuga. Conduciendo la mayor parte del tiempo de noche y viendo cómo algunas veces el termómetro exterior del coche marcaba 13 grados bajo cero en la zona de Burgos. Y lo más importante de todo: con mi madre y mi tía pendientes de mí cada fin de semana cuando me ponía en la carretera.

Todos estos inconvenientes me hicieron plantearme una serie de cosas y decidí empezar a quedarme en Bilbao un fin de semana cada 15 días y aprovechar la oportunidad que me ha dado mi trabajo para conocer una de las zonas más bonitas de España. Y eso hizo sentirme a gusto conmigo mismo y con la estancia en el norte. Mi cuerpo descansaba de tanto viaje y a mi coche le quitaba kilómetros.

Fue una dura prueba para mí y para mi vida y hacerme demostrar si me valía por mí mismo. Si iba a ser capaz de moverme por una gran ciudad que no conocía, si iba a soportar estar solo tanto tiempo y si la desesperación iba a poder conmigo.

Al final no fue para tanto como creí en un principio y he superado la prueba con un notable. El sobresaliente no me lo pongo porque cuando vine ya estaba aquí mi amigo y él me enseñó la ruta para llegar a Bilbao, me enseñó cómo llegar al hotel y al trabajo. Y eso es de agradecer porque tuvo que averiguarlo él solo el mes que también estuvo aquí sin nadie.

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País Vasco – Última parada en Vitoria-Gasteiz

Antes de volverme a Cáceres quería hacer una última parada turística. Desde hacía ya mucho debía una visita a la ciudad alavesa de Vitoria ya que dos compañeros míos de proyecto son de allí y me habían dicho muchas veces que bajara. Hoy ya que es mi último día en tierras del norte ha sido el día elegido para ir a la ciudad.

Al llegar he quedado con un compañero y me ha dado una vuelta por su ciudad natal. Vitoria es una ciudad donde los árboles son abundantes y me ha hecho gracia porque al llegar he llamado al compañero y me ha dicho: «¿Dónde estás? ¿Qué ves a tu alrededor?». Y yo ni corto ni perezoso le he contestado: «Pues estoy en un parque dónde veo unos arbolitos». Y él se ha empezado a reír diciendo: «Bien, como en Vitoria casi no hay árboles».

Luego dando una vuelta por la ciudad he comprobado que está llena de árboles y parques y hacen de ella una ciudad muy bonita. Ahora que está todo empezando a verdear con la llegada de la primavera está toda la ciudad preciosa.

Andando hemos llegado al casco antiguo que tiene forma de almendra y allí te encuentras unos edificios medievales que merecen mucho la pena observar una y otra vez. La Iglesia de San Pedro Apóstol, la Catedral de María Inmaculada (moderna), la Catedral de Santa María (antigua) y la muralla medieval son dignas obras de arte. Aunque he de decir que a la Catedral de Santa María no le he sacado ninguna foto ya que está en reconstrucción y tiene las fachadas llenas de andamios y redes y me parecía estropear la foto.

Acabada la ruta turística nos hemos ido a tomar unos pinchos para despedirme posteriormente. Vitoria no tiene mar ni tiene playa pero tiene a un tío de puta madre que se ha ofrecido a enseñarme la ciudad a pesar de tener asuntos familiares que atender.

Ahora ya tenéis otro motivo para ir a visitar Cáceres. Pues allí tenéis un amigo más.

Parque En Vitoria

Parque En Vitoria

Iglesia de San Pedro Apóstol

Catedral de María Inmaculada

Muralla Medieval de Vitoria

Diputación Foral de Álava