Asturias – Somiedo: ruta por los Lagos de Saliencia

El viernes 11 de noviembre volvía a ponerme en marcha para acometer una nueva ruta. En esta ocasión no se trataba de un entorno otoñal sino la archiconocida ruta por los Lagos de Saliencia, incorrectamente llamada en algunos sitios como los Lagos de Somiedo.

De todas las rutas programadas esta era la única cuyo objetivo no fuera captar los colores de otoño. Sin embargo, no por ello iba a ser una ruta aburrida y poco emocionante. Justo lo contrario. Me pareció una de las más bellas que hice durante mi estancia por Asturias.

Parte desde el Alto de la Farrapona, frontera de tierras asturianas con tierras leonesas. No resulta complicado llegar, pues cualquier GPS te lleva hasta la ubicación.

Alto de la Farrapona
Principado de Asturias
Comienzo de los lagos

La parte de Castilla y León se encuentra en obras, me consta que están asfaltando la carretera. Si vais en breve, tan solo tened en cuenta que no podréis acceder al Alto de la Farrapona desde Castilla.

Carretera cortada
Desde el Alto de la Farrapona hacia tierras leonesas

Poco a poco, comencé a descender hacia el primer lago. Las vistas encontradas me hicieron ver que iba a disfrutar la ruta.

Bajando hacia los lagos
Vistas bajando hacia los lagos
Llegando al primer lago

Apenas llevaba andando 15 minutos cuando llegué al primero de los lagos: Lago de la Cueva. Es muy bonito, pero fotográficamente hablando me dio mucha rabia encontrarme el sol de frente.

Llegada al Lago de la Cueva
Lago de la Cueva

Un cartel nos indica que el Lago Cerveriz está próximo, sin embargo, el Lago del Valle se encuentra mucho más lejano. Sin duda, decido ir únicamente hacia el Lago Cerveriz.

Hacia el Lago Cerveriz

Una subida constante me hizo tener que pararme varias veces a tomar algo de aire. Aunque el desnivel no era muy apreciable, el ir cargado con la mochila, botella de agua, equipo fotográfico y trípode multiplica el esfuerzo. Las vistas hacia el Lago de la Cueva según iba ascendiendo merecían la pena todo sufrimiento.

Lago de la Cueva
Lago de la Cueva
Lago de la Cueva

Antes de llegar al siguiente lago, el de Cerveriz, se pasa al lado de lo que supuestamente es el Lago de la Mina. Se encuentra totalmente seco. Podríamos pensar que es debido a la sequía, pero, sinceramente, no he encontrado ninguna foto por la red de este lago con agua.

Lago de la Mina

Desde el Lago de la Mina hasta el Lago Cerveriz apenas se tarda 10 minutos (tomándotelo con mucha calma). La llegada hasta él me fascinó. Es el lago que más me gustó de todos.

Lago Cerveriz
Mery y Pepe en el Lago Cerveriz

Desde el Lago Cerveriz se puede seguir una ruta circular que baja de nuevo hacia el Lago de la Cueva, pasando previamente por el Lago Calabazosa. Por supuesto, tomé esta opción.

Senda circular hacia el Lago de la Cueva
Hacia el Lago de Calabazosa

Unas vaquitas pasteaban por el campo. Una de ellas estaba en la mitad del camino por el que tenía que pasar. La miré, me miró, y como no había intención de ninguno de los dos de ceder, le pedí educamente si me dejaba pasar. Puede que me entendiera porque dio unos pasos al lado y me dejó el camino libre.

Vaca en los lagos
Tengo que pasar por ahí, ¿me deja usted pasar?

El Lago Calabazosa es, creo, el más grande de todos. También tuve que buscarle las vueltas al sol para que saliera alguna foto medio decente.

Lago Calabazosa
Lago Calabazosa
Lago Calabazosa

La ruta no tiene pérdida alguna y tan solo hay que seguir el camino trazado. Nada más abandonar el Lago Calabazosa vuelves a tener el Lago de la Cueva a tus pies. Poco a poco, se va perdiendo altura hasta llegar al punto inicial de la ruta circular.

Bajando hacia el Lago de la Cueva
Bajando hacia el Lago de la Cueva
Bajando hacia el Lago de la Cueva
Mery y Pepe postureando en el Lago de la Cueva
Bajando hacia el Lago de la Cueva
Llegando al Lago de la Cueva
Refugios de los lagos

Tardé aproximadamente 2 horas en realizar la ruta circular, con sus paradas a descansar y el tiempo empleado en hacer las fotos. En total creo que son 8 kilómetros, que se hacen muy bien y apta para niños. Es un entorno que merece la pena visitar, sin ninguna duda.

Al día siguiente tocaría cambiar de ubicación, tomármelo de descanso y dirigirme hacia Cangas del Narcea. Allí, acometería la ruta que llevaba esperando desde el día 2 de enero. La madre de todas las rutas, la que para mí era todo un reto personal: Muniellos.

Asturias – Teverga: ruta por el Hayedo de Montegrande y la Cascada del Xiblu

El jueves día 10 de noviembre, tras haber cambiado de ubicación asturiana el día anterior (y haber dado un descanso al cuerpo), tocaba visitar el Parque Natural de Las Ubiñas-La Mesa para acometer una ruta sencilla, corta y bonita hacia la Cascada del Xiblu.

Mi estancia era en Pola de Somiedo, en el Hotel Restaurante Casa Miño, por lo que la llegada hasta el aparcamiento del Hayedo de Montegrande era de una hora aproximadamente. Sobre las 10:00 de la mañana llegué y apenas había tres coches en el aparcamiento, buena señal porque disfrutaría la ruta sin apenas gente.

Los primeros metros se pueden acometer a través de una pasarela para minusválidos.

Comienzo de la ruta
Pasarela para minusválidos
Pasarela para minusválidos
Pasarela para minusválidos

Apenas estaba en movimiento y enseguida me di cuenta de que la ruta iba a ser todo un espectáculo en cuanto a color otoñal se refiere. Vi que el hayedo era muy cerrado y caminar por él iba a ser una auténtica gozada.

Hayedo de Montegrande
Hayedo de Montegrande
Hayedo de Montegrande
Hayedo de Montegrande

Durante prácticamente todo el camino de ida lo hice a través de la sombra del hayedo. Solo, de vez en cuando, aparecía algún rayo de sol entre los árboles, dejando una estampa digna de postal.

Hayedo de Montegrande
Hayedo de Montegrande
Hayedo de Montegrande

No dejé de asombrarme en todo el camino hacia la Cascada del Xiblu. Al igual que me pasó en la ruta hacia la Cascada’L Tabayón de Mongallu, no me apetecía ni siquiera llegar hasta el objetivo final con tal de seguir disfrutando del colorido en el Hayedo de Montegrande.

La llegada a un puente de madera, que cruza el río, nos hace ver que estamos cerca de la cascada, aunque, primero me entretengo haciendo fotos al arroyo.

Puente de madera en el Hayedo de Montegrande
Río en el Hayedo de Montegrande

Un pequeño desvío nos indica hacia dónde tenemos que ir para ver la Cascada del Xiblu.

Desvío hacia la Cascada del Xiblu

Hasta este punto ha sido un paseo entre los árboles. La subida hacia la cascada tiene algo de desnivel, pero apenas apreciable, ya que se trata solo de un kilómetro. Me sorprendió que llevara tanta agua; en los días anteriores vi que el monte estaba bastante seco.

Cascada del Xiblu
Cascada del Xiblu
Cascada del Xiblu
Mery y Pepe en la Cascada del Xiblu

Aquí coincidí con un hombre que había viajado desde Alicante hasta Asturias. Estuvimos intercambiando opiniones y juntos nos volvimos hasta el aparcamiento. A pesar de que el hombre me dijo que me adelantara porque él caminaba más despacio, ignoré sus palabras y le hice compañía hasta que nuestros caminos se separaron. Fue un placer haber hablado con él de sitios visitados o, incluso, de política. No suelo hablar de este último tema con nadie que no conozca, sin embargo, me resultaron graciosos ciertos comentarios de la gestión en la Comunidad Valenciana años atrás.

Unas últimas fotos antes de despedirnos de este increíble paseo por el Hayedo de Montegrande. A la vuelta, encontré perspectivas que a la ida habían pasado desapercibidas.

Hayedo de Montegrande
Hayedo de Montegrande
Hayedo de Montegrande
Hayedo de Montegrande
Hayedo de Montegrande
Hayedo de Montegrande
Hayedo de Montegrande

A la hora de comer estaba de vuelta en el hotel de Pola de Somiedo. Y todas las noches cené allí. A destacar, la sopa de marisco. Con la «regañina» de mi madre, decir que es la mejor sopa de marisco que he probado en mi vida. Tanto, que las pedí cada noche para cenar.

Sopa de marisco del Hotel Restaurante Casa Miño

Y los pimientos rellenos con carne tampoco estaban nada mal.

Pimientos rellenos del Hotel Restaurante Casa Miño

Si buscáis alojamiento en Pola de Somiedo, os recomiendo este hotel. Las habitaciones son enormes, modernas, bien decoradas e incluso tienen un sofá grande, dos sofás pequeños y una mesita. Aunque no tenga parquing privado, aparcar en la misma puerta (al menos en temporada baja) es sencillo.

Independientemente de si os alojáis en el hotel o no, os recomiendo que, si estáis por la zona, os acerquéis para probar las variedades de su restaurante. Cocinan de lujo y no os quedaréis con hambre. Bueno, a decir verdad, es complicado quedarse con hambre en tierras asturianas.

Sin más que decir, en la siguiente entrada os contaré una bella ruta a realizar muy cerca de Pola de Somiedo. Es ultra conocida y sencilla de acometer.

Asturias/Castilla y León: ruta en coche por Redes y por el Parque Regional Montaña de Riaño y Mampodre

El martes, día 8 de noviembre, amaneció cerrado de nubes y con amenaza de lluvia. No era algo que me importara mucho, pues para ese día tenía pensado seguir dando vueltas con el coche para hacer fotos.

Mientras desayunaba, se me ocurrió la idea de ir hasta Bezanes e informarme por el servicio en taxi que te sube hasta Vegabaño. Desde allí se pueden acometer varias rutas, aunque mi idea era tan solo dar una pequeña vuelta y tirar algunas fotos bonitas. Lamentablemente, para ese día no había reservas de nadie, por tanto, si quería subir me costaría el viaje 35 euros. En caso de que se llenara el coche en un solo viaje, el precio a pagar de cada uno serían 7 euros. Tomé la decisión de desechar la idea, pues no me merecía la pena pagar 35 euros para tan solo hacer algunas fotos. En esos momentos llovía y no había previsión de que parara.

Vistas desde el aparcamiento de Bezanes
Vistas desde el aparcamiento de Bezanes

Comencé a subir por la carretera en dirección a Tarna. Como dos días antes había pasado por ahí mismo y me gustó el paisaje mi idea era seguir fotografiando la zona.

Hice una parada al lado del río Nalón. Fue el momento de echar mano del trípode.

Río Nalón
Río Nalón

Al igual que dos días antes, paré también en los miradores habilitados para observar el paisaje. Lo mismo eran cosas mías, pero juraría que el monte tenía un color más bonito con los hayedos un poco más amarillos y rojos.

Hayedos en Redes
Hayedos en Redes
Hayedos en Redes

Por supuesto, paré también a la altura de Tarna y en el puerto de la misma población.

Hayedos en Redes
Hayedos en Redes
Tarna y su hayedo
Vistas llegando al Puerto de Tarna

Una vez en el Puerto de Tarna no sabía qué hacer. Aún era muy temprano y tenía por delante tres horas para seguir haciendo fotos antes de que llegara la hora de comer. Sin pensarlo mucho, tomé una carretera que lleva hasta el Puerto de las Señales diciéndome a mí mismo «voy a ver qué hay por aquí». Pronto, me sorprendió el paisaje que veía. La lluvia seguía sin dar tregua, pero no fue motivo suficiente para no parar cada vez que veía la oportunidad de captar un paisaje bonito.

Vistas hacia tierras de Riaño
Vistas hacia tierras de Riaño

Llegado hasta el Puerto de las Señales una carretera en bajada constante lleva hasta la pequeña población de Cefiñal, ya en Castilla y León. El paisaje que tenía ante mí me emocionó y no podía dejar de parar el coche para fotografiarlo. Sinceramente, no me convencen mucho las fotos que conseguí, pues hacía mucho viento (provocando el movimiento de las hojas) y un frío del carajo.

Bajada hacia Cefiñal
Bajada hacia Cefiñal
Bajada hacia Cefiñal
Bajada hacia Cefiñal
Bajada hacia Cefiñal
Bajada hacia Cefiñal

En Cefiñal me tomé un café con leche bien calentito en el Camping Bar Urogallo, donde tuve una agradable conversación con los dos únicos hombres que estaban allí. Al terminar, me volví hacia tierras asturianas con el pleno convencimiento de que algún día volveré a la Montaña de Riaño para conocer su otoño. Lo poco que conocí, esa variedad de colores que me encontré en la carretera de bajada, me recordó mucho a lo vivido el año pasado en el Bosque de la Pardina del Señor (Huesca). Por supuesto, salvando las distancias, pues el bosque de Huesca es muchísimo más enorme.

El día 8 fue el único que comí a mediodía en el Restaurante La Tropical, ya en Campo de Caso. Las alitas que me pusieron estaban divinas, así como una tabla de embutidos que pedí para cenar (ojo, que en la foto aparece media tabla de embutidos pequeña porque el camarero sabía que no iba a poder con la tabla entera. Y eso que pedí la tabla pequeña).

Alitas fritas en el Restaurante La Tropical
Tabla «pequeña» de embutidos en el Restaurante La Tropical

Sin más, este fue mi último día de aventura por el Parque Natural de Redes. Al día siguiente tocaría cambiar de ubicación y dirigirme hacia otro parque natural asturiano: Somiedo. En otras entradas os contaré las dos rutas que acometí.

Asturias – Valle del Nalón: ruta a la Cascada’L Tabayón del Mongallu

Si bien el domingo amanecí con unas agujetas en las piernas bastante considerables, el lunes la cosa fue a peor. A pesar de haber seguido los consejos los dos días anteriores (estirar antes y después de las rutas; ducha de agua fría en las piernas durante dos minutos), no fue suficiente para que el dolor en las piernas desapareciera. El intento de subida al Mirador de la Pica Ten el día anterior contribuyó a que la cosa fuera a más. No obstante, no fue motivo para quedarme en el hotel descansando.

En la agenda estaba programada la ruta a la Cascada’L Tabayón del Mongallu, un paseo entre hayedos hasta llegar a la mencionada cascada. Parte desde la pequeña población de Tarna, también dentro del Parque Natural de Redes.

Nada más bajarme del coche, una amiguita vino hacia mí para darme la bienvenida. Lo primero que hizo fue tumbarse en el suelo, poner las patas para arriba y así acariciarle la barriga.

Amiguita encontrada en Tarna

En total, se recorren aproximadamente 4 kilómetros hasta llegar a una especie de mirador donde obtener buenas panorámicas de la cascada. El primer kilómetro, en condiciones normales, sin agujetas ni dolores en las piernas, se debe hacer sin apenas dificultad, sin embargo, en mi caso fui a paso tortuga debido a que cada vez que ponía una pierna por delante me dolían los gemelos y los cuádriceps.

Cartel informativo de la ruta

Cada dolor sentido se compensaba con el paisaje que iba observando. Paré a hacer muchas fotografías y a maravillarme con los colores que esos momentos lucía el hayedo por el que caminaba.

Caminando entre el hayedo
Caminando entre el hayedo

Aunque al principio de la ruta aún estaban las hojas un poco verdes, según ganaba altura empezaba la mezcla de tonos amarillos y marrones.

Hayedo hacia la cascada
Hayedo hacia la cascada
Hayedo hacia la cascada
Hayedo hacia la cascada

Llega un momento donde hay una bifurcación. Un camino lleva Al Llanu del Toru, lugar donde encuentras un par de robles de considerable tamaño; y otro camino lleva hasta la cascada. Yo decidí continuar hacia mi principal objetivo del día y a la vuelta tomaría la decisión de si subir por el camino.

Bifurcación en el camino

El paseo entre las hayas sigue siendo todo un espectáculo. A partir de aquí es cuando más disfruto con la enorme variedad de colores que nos brinda la naturaleza.

Hayedo hacia la cascada
Hayedo hacia la cascada
Hayedo hacia la cascada
Hayedo hacia la cascada
Hayedo hacia la cascada

Un pequeño riachuelo cruza el camino. Y ese es el momento de dar uso al trípode para hacer el efecto seda. Lo llevaba a cuestas durante todo el paseo, pero aún no lo había dado uso.

Riachuelo en el camino
Riachuelo en el camino
Riachuelo en el camino
Riachuelo en el camino
Mery y Pepe en el riachuelo

Antes de comenzar la bajada hacia la cascada se puede parar a descansar en una mesa. Yo lo hice a la vuelta y me comí el bocadillo que guardaba en la mochila.

Área de descanso
Mery y Pepe descansando de tan agotadora tarea de ir a burro en la mochila

Los últimos metros hasta el objetivo final son en bajada y se hacen muy llevaderos.

Bajando a la cascada
Bajando a la cascada
Bajando a la cascada

Sin esperarlo y sin apenas darte cuenta tienes enfrente de ti la cascada. Llevaba muy poca agua, no obstante, las fotos de rigor se las llevó.

Cascada’L Tabayón del Mongallu
Cascada’L Tabayón del Mongallu

Si siguiéramos las indicaciones del cartel del inicio se puede continuar en bajada realizando una ruta circular. En total, serían 11 kilómetros. En mi caso, decidí volver por donde había ido. En esos momentos hacía un viento horrible, que casi me tumba el trípode mientras hacía las fotos a la cascada. Como también he comentado, llevaba cierto cansancio en las piernas y no quería caminar mucho más. Por tanto, me di media vuelta y volví sobre mis pasos. Tampoco subí finalmente Al Llano del Toru. Esto es una cuenta pendiente que me dejo en el tintero para así tener una excusa y volver en el futuro.

A la vuelta hacia Campo de Caso me paré en Bezanes para tomarme una cerveza. El lugar elegido fue el Bar La Bolera. Mi idea era haber comido en el Restaurante Cima de Redes, que está justo al lado, pero ese día cerraban por descanso. La mujer del bar me recomendó ir hasta el Restaurante Cueva Deboyu; tenían menú del día que ponen a diario en su cuenta de Instagram. Me convenció y allí me presenté. No solo lo hice a mediodía sino también para la cena. Tan solo decir que la comida es casera y está riquísima. Además, el personal que te atiende es muy simpático. A mediodía comí de primero un enorme plato de spaggetis con carne picada y de segundo, pollo asado con patatas (no le hice foto).

Sin embargo, sí os dejo unas fotos para que veáis la buena pinta que tenía la cena: unas patatas fritas con varias salsas y unas croquetas caseras.

Patatas fritas con varias salsas
Croquetas caseras
«Chupitín» de licor de hierbas

Sin más, esta fue la aventura por el Parque Natural de Redes. Una ruta sencilla, bonita y apta para edades de todo tipo. Sin duda, los niños la disfrutarán.

Asturias/Castilla y León: ruta en coche por Redes y por los Picos de Europa

El domingo, 6 de noviembre, me levanté con unas agujetas bastante notables en las piernas. No tenía cansancio en el cuerpo, sin embargo, apenas podía subir y bajar las escaleras del hotel. Parecía un anciano de 80 años moviéndome despacito.

No fue impedimento para hacer una ruta en coche por el Parque Natural de Redes y por los Picos de Europa, en concreto, por el Valle de Sajambre. El coche se ponía en movimiento desde Campo de Caso en dirección al Puerto de Tarna. Allí, debía coger la carretera hacia Riaño, ya en tierras leonesas.

Desde primera hora empecé a maravillarme con las enormes montañas llenas de hayedos en el Parque Natural de Redes. Cada dos por tres paraba el coche en algún apartadero para llevarme un buen recuerdo. Aunque el otoño aún no tenía el color que a mí me gusta, ya se empezaban a ver muchos tonos amarillos y algún que otro marrón.

Otoño en el Parque Natural de Redes
Otoño en el Parque Natural de Redes
Otoño en el Parque Natural de Redes
Mery y Pepe en el otoño del Parque Natural de Redes

Fue llegando a la pequeña población de Tarna cuando me maravilló más aún el paisaje que veía. Paré un momento para fotografiar el monte lleno de color y en un instante, visto y no visto, apareció el sol débilmente para iluminar los colores. Ese momento fue de los pocos que agradecí que apareciera, pues con los rayos débiles sí quedan las fotos muy bonitas.

Otoño en el Parque Natural de Redes

Retomada la marcha, llegué hasta las inmediaciones del Puerto de Tarna, lugar donde paré también para obtener panorámicas desde lo alto de prácticamente todo el Parque Natural. Aquí sí encontré el color en el monte que venía buscando.

Otoño en el Parque Natural de Redes
Otoño en el Parque Natural de Redes
Otoño en el Parque Natural de Redes
Mery y Pepe en el Otoño del Parque Natural de Redes

Como había perdido mucho tiempo en fotografiar todo este entorno no hice más paradas hasta llegar al Valle de Sajambre, principal objetivo del día. Decir que Sajambre pertenece al Parque Nacional de los Picos de Europa y que no está tan aglomerado como la parte del parque que pertenece a Asturias (Covadonga o el Cares) o a Cantabria (Fuente Dé).

En la carretera principal que lleva hasta Oseja de Sajambre hay miradores donde poder dejar el coche. Paré en el primero de ellos y me deleité con las vistas obtenidas.

Los Picos de Europa desde el Valle de Sajambre
Los Picos de Europa desde el Valle de Sajambre
Mery y Pepe en los Picos de Europa

En este mirador vimos que un muflón bajó a la carretera y comenzó a andar por ella. Me dio muchísima rabia no haber podido cambiar el objetivo de la cámara a tiempo para poder captarlo. El animalito bajó por un enorme barranco y desapareció entre la maleza, por lo que continué con el viaje por la carretera. Crucé de largo Oseja de Sajambre y llegué hasta el aparcamiento de Soto de Sajambre. Desde aquí tiré un par de fotos antes de volver a dar marcha atrás por donde había ido.

Vistas desde el aparcamiento de Soto de Sajambre
Vistas desde el aparcamiento de Soto de Sajambre

A la vuelta hacia Oseja de Sajambre hice algunas paradas que no hice a la ida para seguir fotografiando este increíble valle.

Picos de Europa desde el Valle de Sajambre
Picos de Europa desde el Valle de Sajambre
Picos de Europa desde el Valle de Sajambre

Como aún era muy temprano para comer decidí subir al Mirador de la Pica Ten. La ruta parte aproximadamente desde el kilómetro 116 de la carretera principal del Valle de Sajambre. No estaba muy convencido del todo en hacer esta subida, pues aunque tan solo son 1,5 km, el desnivel que hay es bastante apreciable. Las agujetas que tenía en las piernas del día anterior me decían que me iba a costar la subida, aún así, me animé a hacerlo.

Según ganaba altura, las vistas eran, sencillamente, espectaculares. El sufrimiento que llevaba encima por los dolores en las piernas se compensaba con cada parada a observar el paisaje.

Subiendo al Mirador de la Pica Ten
Subiendo al Mirador de la Pica Ten
Subiendo al Mirador de la Pica Ten
Subiendo al Mirador de la Pica Ten

Llegó un momento donde decidí parar, sentarme a pensar y tomar la decisión de si quería seguir subiendo más hasta llegar a la plataforma del mirador. No me veía con fuerzas, ni mentales ni físicas, para seguir acumulando dolor en mis piernas. Por tanto, me deleité con las vistas obtenidas desde mi punto de meditación, hice una última foto y comencé a desandar todo lo andado.

Subiendo al Mirador de la Pica Ten

Con cierto temor, bajé por donde había subido. A la ida no se veía tan peligroso, sin embargo, a la vuelta se ve todo de manera muy distinta. Un paso mal dado, un pequeño resbalón y el resultado puede ser fatal. No obstante, yendo con cuidado y agarrándose a las cadenas que hay habilitadas en los puntos más expuestos no debe haber problema.

Una vez de vuelta en el coche volví a coger rumbo hacia Oseja de Sajambre, pueblo donde comí en el Restaurante Les Bedules. No tiene pérdida a la hora de encontrarlo porque se halla en la carretera principal que cruza el pueblo, unos metros antes de llegar al Centro de Recepción de Visitantes del Parque Nacional de los Picos de Europa. Repuse fuerzas con una rica sopa de fideos y un poco de solomillo con salsa de queso de cabrales. Divino y volveré a comer aquí si algún día vuelvo por la zona (cosa que no tengo duda).

A la vuelta a Campo de Caso, hice un par de fotos con los últimos rayos del sol.

Atardecer en el Parque Natural de Redes
Atardecer en el Parque Natural de Redes

Hasta aquí el segundo día de aventura por el Parque Natural de Redes (Asturias) y por los Picos de Europa (Castilla y León). El objetivo era tener un primer contacto con el Parque Nacional de los Picos de Europa por la parte de Castilla. En un futuro, cuando vuelva por esta zona, haré más hincapié en el Valle de Sajambre y, por supuesto, visitaré el Valle de Valdeón, el otro valle que conforma el parque en tierras leonesas.

Sin más que contar de esta aventura, me despido hasta la siguiente entrada: una ruta muy chula, sencilla y sin apenas esfuerzo por un entorno otoñal precioso.