Extremadura – La Vera-Valle del Jerte: ruta hacia la Cascada la Desesperá

Desde hacía tiempo tenía en mente volver un día a la comarca de La Vera para así visitar algún lugar no conocido o, incluso, repetir alguna ruta senderista realizada en el pasado. A principios de semana fue cuando se me ocurrió el trasladarme el sábado hasta Arroyomolinos de la Vera y así realizar la ruta a la Cascada la Desesperá. Me puse en contacto con mi habitual compañero de aventuras por si quería venir, pues no recordaba la última vez que habíamos realizado la última salida a fotografiar Extremadura. Además, teníamos que celebrar el décimo aniversario de uno de los momentos más míticos que vivimos tiempo atrás, cuando cada quince días nuestros pies se ponían en marcha para patear la región. Y es que hoy, día 09/05/2021, se cumplen justamente 10 años desde que el pobre se cayó al agua en la ruta de la Garganta de los Infiernos, dentro del Valle del Jerte. Aún recuerdo verlo desaparecer delante de mí por una pequeña cascada y asomar la cabeza unos metros más abajo tras haberlo arrastrado la corriente de agua.

Dicho esto, nuestra salida desde Cáceres fue sobre las 8:45 aproximadamente. El tiempo de llegada hasta Arroyomolinos de la Vera fue de una hora y quince minutos, por tanto, entre unas cosas y otras nos poníamos en movimiento a las 10:15.

La ruta parte desde la plaza central del pueblo, lugar donde está la iglesia y el ayuntamiento.

Ayuntamiento e iglesia de Arroyomolinos de la Vera
Ayuntamiento e iglesia de Arroyomolinos de la Vera

Tomamos la calle Pizarro, que parte justo a la izquierda de la fuente que emana agua de la sierra, para continuar por la calle Cañera. En menos de cinco minutos se llega hasta la EX-213 y ahí veremos un cartel que nos indica la ruta hacia la cascada, diciéndonos que el tiempo de llegada es de una hora y media. Nos hallamos justo a la entrada al pueblo.

Entrada a Arroyomolinos de la Vera

El camino por la EX-213 es corto y enseguida las marcas blancas y verdes nos indican que debemos tomar una carretera secundaria. Desde aquí vemos Arroyomolinos.

Tomando la carretera secundaria
Vistas hacia Arroyomolinos de la Vera

Según vamos ascendiendo, las vistas son cada vez más bonitas con todo el monte verde. Es lo que más me gusta de esta comarca, que vayas en la época que vayas siempre verás el campo luciendo tonos bonitos de color.

Tonos verdes en La Vera

Algunas cerezas empiezan a tomar el color rojo que las caracteriza, aunque por esta zona aún les queda algo para estar maduras del todo.

Cerezas en La Vera
Cerezas en La Vera

Para no perder viejas costumbres, llegó un momento donde creímos habernos perdido. Las marcas blancas y verdes nos indican que tomemos un camino de tierra que parte a la derecha. Así lo hacemos, sin embargo, el camino nos llevaba hacia la sierra, andando entre castaños y bastante alejados de la carretera que nosotros vemos en el mapa que llega hasta la cascada. Apenas llevábamos diez minutos andando por este camino cuando decidimos darnos la vuelta y seguir andando por la carretera CC-139. En otros diez minutos aproximadamente no volvimos a ver las marcas de la ruta hasta que en el alquitrán vuelven a aparecer para decirnos que tomemos un camino de tierra que parte desde la parte izquierda. Mirando hacia la parte derecha vemos otro camino de tierra, el cual suponemos que es el que lleva hasta los castaños donde decidimos darnos la vuelta.

Esta vez sí hacemos caso de las marcas blancas y verdes y nos adentramos entre la maleza. Hay momentos donde la vegetación cierra el camino al completo y nosotros tenemos que hacer paso apartándolas con las manos o con el bastón de senderismo.

Adentrándonos entre la maleza
La maleza esconde el camino
La maleza esconde el camino

Como podéis apreciar, parece que estamos en mitad de la selva.

Hacia la Cascada la Desesperá

Ya escuchamos cerca el agua de la cascada. Incluso se ven en el camino algunos charcos de otras caídas de agua.

Charcos de agua yendo a la Cascada de la Desesperá
El agua corre siempre por La Vera

Entre las ramas de los robles ya vemos la caída de agua. Indicaros que la cascada alcanza unos 30 metros de altitud. Un par de minutos después llegamos hasta sus inmediaciones y la fotografiamos.

Cascada la Desesperá
Cascada la Desesperá
Cascada la Desesperá
Cascada la Desesperá
Cascada la Desesperá

Las pruebas con los filtros ND no resultan satisfactorias. El efecto seda en la cascada se nota, pero le resta mucha luz y los colores son apagados. Aún así, os dejo con una foto del mejor resultado logrado.

Cascada la Desesperá

Y mientras nos tomábamos un descanso apareció una pareja de lagartos ocelados, pero fueron tan rápidos que tan solo me dio tiempo a fotografiar a uno de ellos, quedando la foto no muy bien que digamos.

Lagarto ocelado en las inmediaciones de la Cascada la Desesperá

Saltando entre las rocas, desafiando al agua y a lo que le sucedió a mi compañero de aventuras diez años atrás, llegué hasta la misma caída de agua de la cascada.

Cascada la Desesperá
Cascada la Desesperá
Cascada la Desesperá
Cascada la Desesperá
Cascada la Desesperá

Para despedirnos de la cascada, una última foto a Mery y Pepe, que ellos nunca habían visitado este lugar y querían llevarse un recuerdo.

Mery y Pepe en la Cascada la Desesperá

Eran las 12:00 cuando decidimos darnos la vuelta y volver a Arroyomolinos de la Vera. No lo he comentado, pero a la ida tardamos una hora y quince minutos en llegar. Tened en cuenta que tuvimos una «pérdida» de unos diez minutos y que nos entretuvimos haciendo fotos en el camino. Si obviamos todo esto, la ruta se puede acometer perfectamente en una hora yendo a un ritmo bajo/medio, pues hacía tiempo que nosotros no salíamos de ruta y la falta de entrenamiento se notó. A la vuelta tardamos incluso menos, al ser la mayoría del camino cuesta abajo. En 45 minutos estábamos de nuevo en Arroyomolinos de la Vera.

Llegando a Arroyomolinos de la Vera

Indicaros dos cosas antes de despedirme. La primera, la cascada no lleva agua en los meses de verano, por lo que pierde el encanto de hacer la ruta. La segunda, la ruta parte desde Arroyomolinos de la Vera, dentro de la comarca de La Vera, y termina dentro del término municipal de Piornal, pueblo perteneciente a la comarca vecina del Valle del Jerte; un entorno que, si bien es conocido por el Cerezo en Flor, bien merece la pena realizar alguna de las múltiples rutas senderistas que nos ofrecerán paisajes preciosos. A mí me gustaría repetir algunas de ellas, por las cuales mis pies caminaron 9 o 10 años atrás, cuando ni siquiera tenía mi antigua cámara réflex y hacía las fotos con una vieja cámara digital Sony.

Sin más que decir, espero que os haya gustado esta ruta por las comarcas de La Vera y el Valle del Jerte. Hasta otra aventura, turistas…

Extremadura – Tierra de Trujillo: ruta hacia las cascadas del río Almonte

El fin de semana pasado, gracias a uno de mis contactos en el Facebook, descubrí que existe una ruta hacia las cascadas del río Almonte, dentro del término municipal de Jaraicejo y a las puertas del Parque Nacional de Monfragüe. Las fotos tenían muy buena pinta y decidí que ya tenía planes para uno de los días de Semana Santa.

El día elegido era hoy. La idea era haber ido acompañado, pero, finalmente, no ha podido ser (toda precaución es poca en época de pandemia). Emocionado, mi partida desde Mérida era sobre las 8:50. Por delante tenía aproximadamente una hora y cuarto de viaje hasta llegar al puente de piedra, lugar donde, al final, se puede dejar el coche aparcado a mano derecha (si vienes desde Trujillo).

Sobre las 10:10 mis pies se ponían en movimiento desde el puente. Una vez aparcado el coche, hay que cruzar la carretera y bajar por un pequeño camino, como si te fueras a meter debajo del puente. Por este camino, incluso, se puede bajar el coche y dejarlo en una explanada que hay. Antes de bajar, os dejo con una foto tirada desde la carretera. Por ahí es por donde he venido, es decir, esa carretera lleva hasta Trujillo/Cáceres.

Carretera mirando hacia Trujillo
Puente del río Almonte

Bajando por el camino llegamos hasta un cartel que nos indica que estamos dentro de la Red Natura 2000. Nos explica qué animales podemos encontrar en el entorno, aunque no os hagáis ilusiones con el águila imperial porque es muy difícil verlo.

Cartel red Natura 2000

Y justo por detrás del cartel están los restos de un muro, que no sé muy bien qué significan.

Restos de muro

Desde aquí hasta las cascadas hay aproximadamente un kilómetro de distancia. La ruta no está señalizada, no obstante, no pérdida alguna. Tan solo hay que seguir el caminito trazado y cuando se corte sabrás que has llegado a tu destino.

Antes de comenzar, me entretengo haciendo fotos al río. Mi pensamiento es que cómo puede haber cascadas en un río donde el agua apenas se mueve en esta zona.

Río Almonte
Entorno del río Almonte
Entorno del río Almonte

La verdad es que he tenido muchísima fortuna con el tiempo y, sobre todo, con las altas luces. Nunca me cansaré de decir que adoro los días nublados para hacer fotos. De esta manera, nunca tendrás un gran constraste entre luces y sombras. Ya sabéis: el sol es el principal enemigo de los fotógrafos de naturaleza.

El agua sigue en calma. Y yo no escucho por ningún sitio alguna caída que me haga ver que estoy cerca de las cascadas.

Río Almonte

Pero no me desanimo y mis pies siguen en marcha. La ruta es sencilla, siendo en todo momento en terreno llano. Como he dicho anteriormente, tan solo hay que seguir el trazado del camino e inesperadamente tienes ante ti el primer salto de agua, la primera cascada.

Cascada del río Almonte
Cascada del río Almonte

En este punto es donde se corta el camino, terminando en un vallado con una pequeña puerta. Que el dueño me perdone, pero la he abierto y he pasado. Por supuesto, he vuelto a cerrarla por si hubiera ganado que pudiera escaparse. Una vez dentro, voy paralelo al río hasta que he encontrado un punto en el que puedes bajar un pequeño tramo desde el que se ve la segunda de las cascadas (y la más bonita).

Cascada del río Almonte
Cascada del río Almonte

Y como también me he llevado el trípode, es la hora de hacer uso de él para captar el agua con el efecto seda.

Cascada en el río Almonte
Cascada en el río Almonte

Mery y Pepe también quieren posar para la foto. Es la primera vez que visitan este lugar y quieren llevarse un recuerdo de él.

Mery y Pepe en la cascada del río Almonte

El río baja bravo con las lluvias caídas en el invierno.

Río Almonte

Es en este momento en el que mi madre, si está leyendo esto, debería parar y no seguir. Si lo haces, es bajo tu responsabilidad. Si sufres algún ataque, avisada estabas ja, ja.

Decido bajar por las rocas hasta el río. Aunque desde arriba parece una bajada complicada, si se tiene cuidado de dónde poner el pie no debe pasar nada. Aún así, os dejo con una foto tirada desde abajo mostrando por dónde he descendido (te quiero, mami. Eres lo mejor del mundo mundial). El camino privado pasa por donde está el árbol.

Bajada hasta el río Almonte

Como deduje antes de arriesgar mi vida, a ras del agua las fotos han quedado bonitas.

Río Almonte
Río Almonte
Río Almonte

He estado bastante rato aquí porque, nada más bajar, el sol se ha abierto entre las nubes. Lo dicho, el agua salía quemada (es curioso, ¿verdad?) debido a los rayos del sol, por lo que he esperado a que se volviera a esconder entre otro nubarrón que se avecinaba.

El problema no es bajar al río sino subir. He vuelto por el mismo sitio y, repito, teniendo mucho cuidado de saber dónde se pone el pie. También os digo que si lleváis algún calzado deportivo de poco agarre ni se os pase por la cabeza bajar por las rocas. Mis zapatillas sí agarran bien incluso en el suelo húmedo y es la razón también por la que no me ha dado miedo a bajar.

Una vez arriba de nuevo, tranquilizando a mi querida madre desde la distancia, he vuelto hacia la primera de las cascadas. Antes de dar por finalizada mi estancia aquí quería fotografiarla desde cerca.

Cascada del río Almonte
Cascada del río Almonte
Cascada del río Almonte
Descanso en la cascada del río Almonte

El agua ha erosionado la roca durante millones de años, formando pequeñas pozas. Me recuerdan a las pozas de Los Pilones, en el Valle del Jerte.

Poza en la roca

La vuelta hacia el puente de piedra ha sido por la orilla del río en lugar de por el camino. Me he entretenido haciendo fotos al campo, que ahora luce con un verde precioso y con multitud de flores.

Río Almonte
Entorno del río Almonte
Río Almonte
Río Almonte
Entorno del río Almonte

Encuentro un punto donde el agua es un espejo del cielo. Permanece quieta y en él se reflejan las nubes.

Espejo en el agua del río Almonte
Espejo en el agua del río Almonte
Río Almonte

¡Esperad! ¿Qué es una salida fotográfica sin que me revuelque por el suelo? Casi llegando al puente, el agua está cubierto de flores blancas.

Flores sobre el agua

Y para terminar, un par de fotos del puente de piedra, lugar de inicio de la ruta.

Puente sobre el río Almonte
Puente sobre el río Almonte

Eran las 12:30 aproximadamente cuando he dado por finalizada la ruta. Decir que he disfrutado como hacía mucho tiempo que no disfrutaba en una salida fotográfica. Será que el tiempo ha acompañado, será que el entorno es precioso, que he tenido suerte y apenas he encontrado enormes contrastes de luces y sombras… O será que esta maldita pandemia se está alargando más de lo esperado y cada momento rodeado de naturaleza lo valoro mucho más que antes.

Os animo a todos a que visitéis este entorno. En verano, seguramente, no merezca tanto la pena debido a que casi no bajará agua por el río y que todo esté bastante seco. Ahora, en primavera, podéis ver que bien merece una vista.

Sin más, un saludo y hasta otra aventura, turistas.

Croacia – El encanto de Slunj-Rastoke

El tercer día de nuestra visita a Croacia nos levantamos muy temprano dispuestos a desayunar pronto y así poner rumbo al Parque Nacional de los Lagos de Plitvice. Mientras lo hacíamos, escuchamos por primera vez el idioma español en tierras croatas, pues a nuestro lado desayunaba también otra pareja de españoles. Estuvimos intercambiando impresiones. Ellos habían visitado el día anterior los lagos y nosotros las cataratas.

Con todo el equipaje en el coche, tras haber pasado solo una noche en las inmediaciones del Parque Nacional de Krka, nos montábamos con la ilusión de ver, al fin, el Patrimonio de la Humanidad. Pronto, los planes se joderían. Primeramente, encontramos un gran atasco a la hora de coger el peaje. El GPS nos indicó una retención de 5 minutos, los cuales se convirtieron finalmente en 45 minutos. No obstante, una vez cogida la autovía aún estábamos a tiempo de llegar a los lagos en buena hora y así disfrutar de sus paisajes. Pero nos encontramos con otro contratiempo peor. Apenas 5 minutos después de coger la autovía, justo cuando el GPS nos indicó que debíamos entrar en un ramal vimos que estaba cortado y era imposible. Por la tarde nos enteramos que debido a la gran tormenta de la noche anterior había desprendimientos en la carretera, de ahí que la cortaran.

Quizá solo era un pequeño tramo y más adelante podíamos volver a la autovía, pero como desconocíamos la carretera preferimos dar toda la vuelta por la costa. En conclusión, llegamos a las inmediaciones de los lagos sobre las 14:00.

En nuestros planes iniciales estaban visitar el jueves los Lagos de Plitvice, hacer noche en las cercanías y al día siguiente visitar un pequeño pueblo ubicado a unos 30 kilómetros de Plitvice. Ese pueblo es Slunj-Rastoke y las fotografías vistas por internet antes de nuestra visita pintaban muy bien, pues lo llaman El pequeño Plitvice.

Debido a las horas que eran lo primero que hicimos fue comer en un restaurante a pie de carretera. Se trata del Restaurante Feniks, se come bien y a buen precio. Tan solo digo que el aparcamiento estaba lleno de camiones, así que la comida no puede ser de mala calidad.

En la información vista por la red leímos comentarios de gente que decía que en una hora has visto el pueblo. Al igual que os dije en la entrada de las cataratas de Krka, os digo que ese es el tiempo que tardas si no te paras a observar el paisaje, a hacer fotos, a tomarte algo tranquilamente en el bar a pie del río. Nuestra visita duró unas tres horas y el tiempo se nos pasó volando.

Sin enrollarme más, os voy poniendo algunas fotos del lugar. Indicaros que la entrada es libre y tan solo hay que pagar el parquing de las inmediaciones (es de lo poco que no me ha gustado de Croacia. Que para cualquier visita que hagas hay poco aparcamiento y no te queda otra que pagar zona azul o parquing privado), pero no os preocupéis que no es caro.

Nada más bajar del coche te quedas con la boca abierta por el lindo paisaje que tienes enfrente. Desde un mirador ves la cascada principal repleta de agua, cómo esta se mete por debajo de las casas, el verde de los árboles e incluso algunos con la hoja ya amarilla, señal de que estamos ya en otoño.

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Cascadas en Slunj-Rastoke

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Cascadas en Slunj-Rastoke

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Cascadas en Slunj-Rastoke

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Cascadas en Slunj-Rastoke

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Cascadas en Slunj-Rastoke

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Cascadas en Slunj-Rastoke

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Cascadas en Slunj-Rastoke

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El agua se mete por debajo de las casas en Slunj-Rastoke

Por supuesto, Mery y Pepe quieren también su foto. Se ponen a meditar ante tal paisaje de cuento.

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Mery y Pepe observando Slunj-Rastoke

Para entrar en el pueblo hay que cruzar el puente de la carretera y bajar por otros accesos. Enseguida, nos ponemos en marcha. A pesar del paisaje ya visto, aún no habíamos experimentado la sensación de pasear entre las casas, el encanto que tienen, el olor a comida a la brasa, los paisajes igualmente de cuento encontrados. ¿No me creéis? Acompañadme en las siguientes fotos.

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Croacia – Parque Nacional de Krka

El segundo día por Croacia, después de nuestro paseo por la ciudad de Trogir, cogimos el coche y fuimos en dirección al Parque Nacional de Krka. Sobre las 12:00 llegamos a uno de los puntos donde se coge el ferry que te lleva a las cataratas. En nuestro caso lo cogimos en Sibenik, aunque hay más lugares desde donde puedes cogerlo. Hay que sacar un ticket que nos costó 100 kunas por persona (unos 13.50€) y lo debes presentar a la hora de entrar en el barco. En las cercanías hay múltiples parquing, todos de pago, pero no son caros y puedes dejar el coche con total tranquilidad.

Dicho todo esto, comenzamos nuestra aventura por las cataratas de Krka sobre las 14:00. Nada más llegar vemos mucha gente, pero al menos no se están bañando (está prohibido el baño a partir de octubre, aunque algunos se saltan las normas).

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Agua en el río Krka

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Cataratas de Krka a través de los árboles

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Cataratas de Krka a través de los árboles

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Cataratas de Krka a través de los árboles

El puente principal está lleno de gente y hasta hay que esperar a tu turno para poder hacer una foto bonita de la gran cascada.

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Catarata de Krka

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Catarata de Krka

Es tal el estruendo que provoca el sonido del agua que Mery y Pepe no dejan de asomar la cabeza por la mochila y de insistir para hacerse su selfie je, je.

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Mery y Pepe en las cataratas de Krka

Hay que moverse y comenzar la ascensión hacia la parte alta de las cascadas. Es un lindo paseo y que se hace sin apenas esfuerzo. Eso es lo que más nos gustó; el ir caminando tranquilamente viendo todos los saltos de agua que te encuentras en el trayecto.

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Saltos de agua en Krka

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Saltos de agua en Krka

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Saltos de agua en Krka

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Saltos de agua en Krka

Durante todo el camino ves varios patos nadando.

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Pato en Krka

Al llegar arriba del todo te encuentras un gran mirador que bien merece la pena recorrer cada uno de sus puntos para hacer fotos.

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Cataratas de Krka desde mirador

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Cataratas de Krka desde mirador

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Mery y Pepe desde mirador

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Extremadura – Valle del Jerte: ruta de las Cascadas Nogaledas y Cascada del Caozo

Cascadas de las Nogaledas

Desde hace bastante tiempo tenía pensado volver a la Cascadas de las Nogaledas, situadas en la población de Navaconcejo y perteneciente a una de las comarcas más bonitas de nuestra región: Valle del Jerte.

Ya visité estas cascadas en junio de 2011 pero por entonces no contaba ni con una cámara réflex ni mucho menos con un trípode. Además ese día nos hizo mucho sol y las fotos salieron de pena. No obstante disfrutamos del baño en su fría agua que baja de la Sierra de Gredos y nos quedamos con eso.

Ayer tarde pensaba que no me apetecía quedarme todo el sábado encerrado en casa sin hacer prácticamente nada, así que escribí a mi habitual compañero de aventuras por si quería ir a hacer unas fotos a Navaconcejo. La respuesta fue negativa debido a una gripe que ha cogido y desde aquí le mando un saludo y le deseo una rápida recuperación. Aunque como ya te dije: bicho malo nunca muere 😉 😉 😉

Por lo tanto hoy me ponía en marcha desde Mérida y mi coche se echaba a andar sobre las 08:40, para llegar a Navaconcejo a las 10:20 aproximadamente.

Una vez allí no tiene pérdida ya que hay carteles por todos sitios indicando la ruta. Así que mis piernas se ponían a andar después de mucho tiempo sin hacerlo.

No podía evitar mirar al cielo y buscar el Sol. En un principio pensaba que las fotos iban a salir muy quemadas pero he tenido suerte porque en todo momento he tenido el Sol a mis espaldas e iluminaba lo justo las cascadas.

Sin meteros más rollo he de deciros que apenas 10 minutos de echar a andar se llega a la primera cascada.

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Primera Cascada Nogaleda

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Primera Cascada Nogaleda

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Primera Cascada Nogaleda

 

Y por supuesto Mery y Pepe buscan su protagonismo. Ellos tampoco existían en el año 2011.

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Mery y Pepe en la Primera Cascada Nogaleda

 

Acompañado de mis amigos Mery y Pepe seguimos subiendo. Durante todo el camino hay una pasarela adornada con troncos que hace que no te pierdas. Estos troncos tampoco estaban en el año 2011. ¡Cuántas cosas han cambiado desde entonces y para mejor!

No llevo andando ni dos minutos y ya te encuentras la Segunda Cascada Nogaleda; justo por encima de la primera. Desde mi punto de vista es la más bonita de todas con su charco delante.

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Segunda Cascada Nogaleda

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Segunda Cascada Nogaleda

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Mery y Pepe en la Segunda Cascada Nogaleda

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Mery y Pepe en la Segunda Cascada Nogaleda

 

Aquí me he entretenido bastante rato revolcándome por el suelo y buscando otro ángulo pero no me han terminado de convencer del todo. Así que de nuevo Mery y Pepe se entran en la cartera y nos vamos hacia la Tercera Cascada Nogaleda.

Al llegar veo que hay mucho contraste de luces y sombras pero logro algo medio en condiciones. Además que el Sol está cada vez más alto y ahora sí que empiezan a quemarse poco a poco las fotos.

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Tercera Cascada Nogaleda

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Tercera Cascada Nogaleda

 

Una vez terminado aquí me pienso si ir en busca de la siguiente cascada. Llevo mucho tiempo sin entrenamiento y las piernas empieza a flaquear jajaja. Además que como soy «tan inteligente» me he olvidado echarme un bocadillo para la ruta. Y son aproximadamente las 11:30: tres horas ya sin comer nada.

Como aún es muy temprano decido subir hacia la Cuarta Cascada Nogaleda. Al llegar hasta ella recuerdo cuando en el 2011 íbamos andando entre las grandes piedras. Un resbalón y posiblemente te despides de esta vida. Hoy he visto que esta zona está muy bien acondicionada con los troncos que hablaba al principio. Al menos ahora si te resbalas caes contra ellos y algo te salvas.

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Cuarta Cascada Nogaleda

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Mery y Pepe en la Cuarta Cascada Nogaleda

 

Y aquí, a pesar de mi cansancio, decido seguir subiendo hasta llegar a la carretera que lleva a Navaconcejo. Fotografío una pequeña cascada y decido darme la vuelta y volver por dónde he venido. La ruta de aquí para arriba es más abrupta y lleva a la parte alta de las Cascadas Nogaledas. Como yo ya me he quedado satisfecho con mis fotografías pues no subo. Además que como ya os he dicho antes ahora el Sol sí que está puñetero y no iba a lograr gran cosa.

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Pequeña cascada en el río

 

Cascada del Caozo

La Cascada del Caozo situada en Valdastillas también la he visitado en otras dos ocasiones: la primera cuando aún no habían atentado contra ella y la segunda ya con el atentado realizado.

Diréis que a qué me refiero. Sencillamente me parece un atentado contra la naturaleza la «maravillosa» pasarela que colocaron hace unos años en esta cascada. Pierde gran parte de su encanto y de su belleza; digan lo que digan.

Hoy he vuelto a visitarla y su localización tampoco tiene pérdida. Apenas hay que andar ya que desde la carretera hasta la propia cascada tardas unos dos minutos.

Al llegar he visto que tenía bastante afluencia de gente y he esperado a quedarme solo para sacar la foto que iba buscando. Ya que es inevitable que aparezca en la foto ese amasijo de hierros al menos me ha dado para jugar con las líneas y desde mi punto de vista no han quedado mal las fotos.

Os dejo con un par de ellas ya que tampoco hay muchos ángulos desde la cuál fotografiarla.

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Cascada del Caozo

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Cascada del Caozo

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Cascada del Caozo

 

Y hasta aquí nuestras aventuras de hoy. Ha sido una bonita mañana en la que he vuelto a disfrutar de la naturaleza. Además, me he venido a casa sin haberme caído al agua. Y no todos pueden decir lo mismo en sus rutas. ¿Verdad? 😉 😉 😉

Hasta otra ocasión turistas…