Desde hacía tiempo tenía en mente volver un día a la comarca de La Vera para así visitar algún lugar no conocido o, incluso, repetir alguna ruta senderista realizada en el pasado. A principios de semana fue cuando se me ocurrió el trasladarme el sábado hasta Arroyomolinos de la Vera y así realizar la ruta a la Cascada la Desesperá. Me puse en contacto con mi habitual compañero de aventuras por si quería venir, pues no recordaba la última vez que habíamos realizado la última salida a fotografiar Extremadura. Además, teníamos que celebrar el décimo aniversario de uno de los momentos más míticos que vivimos tiempo atrás, cuando cada quince días nuestros pies se ponían en marcha para patear la región. Y es que hoy, día 09/05/2021, se cumplen justamente 10 años desde que el pobre se cayó al agua en la ruta de la Garganta de los Infiernos, dentro del Valle del Jerte. Aún recuerdo verlo desaparecer delante de mí por una pequeña cascada y asomar la cabeza unos metros más abajo tras haberlo arrastrado la corriente de agua.
Dicho esto, nuestra salida desde Cáceres fue sobre las 8:45 aproximadamente. El tiempo de llegada hasta Arroyomolinos de la Vera fue de una hora y quince minutos, por tanto, entre unas cosas y otras nos poníamos en movimiento a las 10:15.
La ruta parte desde la plaza central del pueblo, lugar donde está la iglesia y el ayuntamiento.
Tomamos la calle Pizarro, que parte justo a la izquierda de la fuente que emana agua de la sierra, para continuar por la calle Cañera. En menos de cinco minutos se llega hasta la EX-213 y ahí veremos un cartel que nos indica la ruta hacia la cascada, diciéndonos que el tiempo de llegada es de una hora y media. Nos hallamos justo a la entrada al pueblo.
El camino por la EX-213 es corto y enseguida las marcas blancas y verdes nos indican que debemos tomar una carretera secundaria. Desde aquí vemos Arroyomolinos.
Según vamos ascendiendo, las vistas son cada vez más bonitas con todo el monte verde. Es lo que más me gusta de esta comarca, que vayas en la época que vayas siempre verás el campo luciendo tonos bonitos de color.
Algunas cerezas empiezan a tomar el color rojo que las caracteriza, aunque por esta zona aún les queda algo para estar maduras del todo.
Para no perder viejas costumbres, llegó un momento donde creímos habernos perdido. Las marcas blancas y verdes nos indican que tomemos un camino de tierra que parte a la derecha. Así lo hacemos, sin embargo, el camino nos llevaba hacia la sierra, andando entre castaños y bastante alejados de la carretera que nosotros vemos en el mapa que llega hasta la cascada. Apenas llevábamos diez minutos andando por este camino cuando decidimos darnos la vuelta y seguir andando por la carretera CC-139. En otros diez minutos aproximadamente no volvimos a ver las marcas de la ruta hasta que en el alquitrán vuelven a aparecer para decirnos que tomemos un camino de tierra que parte desde la parte izquierda. Mirando hacia la parte derecha vemos otro camino de tierra, el cual suponemos que es el que lleva hasta los castaños donde decidimos darnos la vuelta.
Esta vez sí hacemos caso de las marcas blancas y verdes y nos adentramos entre la maleza. Hay momentos donde la vegetación cierra el camino al completo y nosotros tenemos que hacer paso apartándolas con las manos o con el bastón de senderismo.
Como podéis apreciar, parece que estamos en mitad de la selva.
Ya escuchamos cerca el agua de la cascada. Incluso se ven en el camino algunos charcos de otras caídas de agua.
Entre las ramas de los robles ya vemos la caída de agua. Indicaros que la cascada alcanza unos 30 metros de altitud. Un par de minutos después llegamos hasta sus inmediaciones y la fotografiamos.
Las pruebas con los filtros ND no resultan satisfactorias. El efecto seda en la cascada se nota, pero le resta mucha luz y los colores son apagados. Aún así, os dejo con una foto del mejor resultado logrado.
Y mientras nos tomábamos un descanso apareció una pareja de lagartos ocelados, pero fueron tan rápidos que tan solo me dio tiempo a fotografiar a uno de ellos, quedando la foto no muy bien que digamos.
Saltando entre las rocas, desafiando al agua y a lo que le sucedió a mi compañero de aventuras diez años atrás, llegué hasta la misma caída de agua de la cascada.
Para despedirnos de la cascada, una última foto a Mery y Pepe, que ellos nunca habían visitado este lugar y querían llevarse un recuerdo.
Eran las 12:00 cuando decidimos darnos la vuelta y volver a Arroyomolinos de la Vera. No lo he comentado, pero a la ida tardamos una hora y quince minutos en llegar. Tened en cuenta que tuvimos una «pérdida» de unos diez minutos y que nos entretuvimos haciendo fotos en el camino. Si obviamos todo esto, la ruta se puede acometer perfectamente en una hora yendo a un ritmo bajo/medio, pues hacía tiempo que nosotros no salíamos de ruta y la falta de entrenamiento se notó. A la vuelta tardamos incluso menos, al ser la mayoría del camino cuesta abajo. En 45 minutos estábamos de nuevo en Arroyomolinos de la Vera.
Indicaros dos cosas antes de despedirme. La primera, la cascada no lleva agua en los meses de verano, por lo que pierde el encanto de hacer la ruta. La segunda, la ruta parte desde Arroyomolinos de la Vera, dentro de la comarca de La Vera, y termina dentro del término municipal de Piornal, pueblo perteneciente a la comarca vecina del Valle del Jerte; un entorno que, si bien es conocido por el Cerezo en Flor, bien merece la pena realizar alguna de las múltiples rutas senderistas que nos ofrecerán paisajes preciosos. A mí me gustaría repetir algunas de ellas, por las cuales mis pies caminaron 9 o 10 años atrás, cuando ni siquiera tenía mi antigua cámara réflex y hacía las fotos con una vieja cámara digital Sony.
Sin más que decir, espero que os haya gustado esta ruta por las comarcas de La Vera y el Valle del Jerte. Hasta otra aventura, turistas…